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Baviera tiene nuevo presidente y a la canciller Merkel le falta un ministro

Fugaz cambio de cartera: ayer a la mañana el ministro de Protección al Consumidor, Horst Seehofer, visitó al presidente de la República alemana, Horst Köhler, para formalizar su dimisión del cargo. Pocas horas después fue elegido ministro-presidente de Baviera.

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Ingo NIEBEL |

El Parlamento de Munich eligió ayer con 104 de 184 votos al ex ministro federal de Protección del Consumidor Horst Seehofer como jefe de Gobierno bávaro.

Seehofer dirigirá un bipartito formado con el Partido Liberaldemocrático de Alemania, el FDP.

Es la primera vez desde hace más de cuatro décadas que la Unión Socialcristiana (CSU) tiene que gobernar con un socio. Esta situación es consecuencia de la debacle electoral que el partido de Seehofer sufrió en los comicios regionales del pasado septiembre.

La CSU perdió el 17% de los votos, pero aún así quedó como el partido más votado. Como consecuencia de este «terremoto electoral» tanto el ministro-presidente, Günter Beckstein, como el presidente del partido conservador, Erwin Huber, dimitieron de sus cargos, abriendo paso a su rival Horst Seehofer.

Detrás de este cambio en el liderazgo está el cabreo de las las bases, enojadas por la conducta de Beckstein y Huber, como también el miedo del medio centenar de diputados federales que temen por su reelección en los comicios generales que se celebrarán en septiembre del 2009 en Alemania.

En Seehofer han depositado toda la confianza para que recomponga al partido por dentro. El político tiene la fama de ser un «crítico» del neoliberalismo, un rasgo distintivo muy solicitado en tiempos de la crisis financiera.

Aunque el FDP es el mejor defensor del modelo neoliberal, no se espera que vaya a haber mayores problemas entre los socios de gobierno porque es la primera vez desde hace catorce años que los liberales han vuelto al hemiciclo bávaro con el 8% de los votos.

Con la CSU no se van pelear por la política económica, ya que tienen que sacar conjuntamente al banco regional BayernLB de los números rojos en que se ha metido después de sus especulaciones en EEUU. Como consecuencia de la crisis financiera, la empresa automovilística BMW, afincada en Munich, ha recortado la producción.

Acuerdos en materia policial

También en el tema estrella de la CSU, la represión policial, los dos socios se han puesto de acuerdo: el nuevo gobierno de Baviera volverá a prohibir a sus policías que puedan entrar clandestinamente en casas particulares para instalar software de espionaje en los ordenadores.

A cambio, el FDP ha permitido que se aumente la plantilla policial con mil efectivos en los próximos dos años. Además, ambos partidos han acordado eliminar la ley antifumadores bávara, que era la más severa en toda Alemania por una mucho más liberal y parecida a la del Estado español.

Aún no se sabe quién va a sustituir a Seehofer en el gabinete de la canciller Angela Merkel. Le corresponde a la CSU proponer a un nuevo candidato.

Las rivalidades internas debilitan al SPD

El Partido Socialdemócrata de Alemania, el SPD, tiene la posibilidad de arrebatar a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) el Gobierno del estado federal de Hesse.

Pero para ello necesita tanto los votos de Los Verdes como también los del partido Die Linke (La Izquierda). Dado que este último es un competidor directo, formado además por ex socialdemócratas, el SPD de Hesse está profundamente dividido sobre si debe aceptar o no que los socialistas lo toleren.

Su presidenta, Andrea Ypsilanti, no tiene el mínimo problema con ello a pesar de que en la campaña electoral prometió que no aceptaría ser ministra-presidenta si dependía de los votos de Die Linke.

Las ganas de acabar con el Gobierno del conservador Roland Koch han sido más fuertes que la promesa y las críticas internas.

Hasta el fin de semana pareció que Ypsilanti tenía pacificada el ala derecha del partido, pero las rivalidades han estallado de nuevo porque su máximo representante, Jürgen Walter, no va a ser el futuro ministro de Economía. Ahora, la presidenta tiene que temer que su rival no le vaya a dar su voto, que es decisivo, en la elección del 4 de noviembre. I.G.

pacto inusual

Es la primera vez desde hace más de cuatro décadas que la CSU tiene que gobernar en Baviera con su socio, debido a la debacle electoral que padeció en los comicios regionales de setiembre.

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