Oier Otxoantezana y Maite García son dos arquitectos ondarroarras que se han querellado contra la Gestora nombrada por el PNV argumentando que la licencia expendida para las obras de la calle Txomin Agirre de este municipio de Lea-Artibai no es correcta. Tras hacerlo, aseguran que han sido amenazados para que retiren dicha denuncia.

El pasado 6 de octubre, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Bilbo suspendió cautelarmente la ejecución del acuerdo del Ayuntamiento de Ondarroa, adoptado por la Junta de Gobierno local, por la que se concedía la licencia de obras mayores para edificar viviendas en el número 28 de la calle Txomin Agirre.

Según han relatado Otxoantezana y García a GARA, las obras no pararon tras la suspensión, por lo que se dirigieron al Consistorio para conocer las razones. Allí les dijeron que no ha-bían recibido notificación alguna. Ante este hecho, el mismo Otxoantezana fue el que llevó la sentencia a la Casa Consistorial de Ondarroa. Otxoantezana recordó que el Estudio de Detalle en el que se basa la licencia fue anulado el pasado mes de junio. En ese sentido detallaron que el Consistorio «debería haber diseñado un Plan Especial de Rehabilitación del Casco Viejo de Ondarroa (PER). Pero en su lugar, sólo hicieron un Estudio de Detalle». Los arquitectos criticaron que la única intención era dar un «cobertura jurídica» a la intención del Ayuntamiento de «reducir la plaza Pixape en favor de un promotor. Además, la ley no lo permite».

«Ya encontraremos la forma»

El arquitecto censuró que la única respuesta se la dio el técnico de Urbanismo. que le dijo que «ya encontraremos la manera de legalizar esas obras».

Al ver que los trabajos continuaban en marcha, los arquitectos volvieron a denunciar los hechos el pasado 13 de octubre. Pero el tema adquirió una mayor dimensión y gravedad cuando el pasado día 20 de octubre, según denuncian García y Otxoantezana, cuando un hombre se presentó en el estudio y les recomendó lo siguiente: «No les denunciéis, que os van fastidiar la vida».

Los arquitectos interpretaron las palabras de aquel hombre como «una amenaza o un aviso», que tenía sus motivaciones «en los acontecimientos que se han dado últimamente en relación a esas obras».