El Banco Central Europeo (BCE) volverá a bajar posiblemente los tipos de interés en la reunión de su Consejo de Gobierno en noviembre, según adelantó ayer en Madrid el presidente del organismo, Jean Claude Trichet, quien justificó esta decisión en la disminución de los riesgos al alza de la inflación.

Trichet también reconoció que las perspectivas de crecimiento en la zona euro a medio plazo «no ofrecen un panorama muy positivo», y añadió que el BCE espera que siga habiendo un periodo de turbulencias financieras «absolutamente intenso».

El presidente del BCE señaló que la inflación en la zona euro se podrá mantener estable por algún tiempo y se moderará en 2009 gracias a las caídas recientes de las materias primas junto con el debilitamiento importante de la demanda de los últimos meses. De esta forma, flexibilizará su política monetaria.

En este sentido añadió más tarde que es posible que la inflación de la zona euro esté cerca del 2% a medio plazo, gracias a que las materias primas podrían seguir bajando ya que «estamos teniendo mucha suerte con el petróleo», cuyos precios siguen cayendo. Ayer el barril de petróleo Brent cerró la jornada a 61,41 dolares, aunque llegó a caer durante la sesión a 59 dólares, el mínimo en los últimos 21 meses, pese al anuncio de la OPEP de que va a recortar su producción a partir de noviembre.

A juicio de Trichet, una bajada de la inflación supone una estabilización automática de la economía mundial y lo contrario la afectaría negativamente. El hecho de que los riesgos al alza de la inflación hayan caído y vayan a seguir haciéndolo llevará «posiblemente» al Consejo de Gobierno del BCE, en su reunión del próximo 6 de noviembre, a bajar los tipos de interés.

Los tipos de interés en la zona euro se encuentran en el 3,75% desde el pasado 8 de octubre, cuando el BCE, en una acción coordinada con la Reserva Federal estadounidense, el Banco de Inglaterra y los bancos centrales de Suiza, Suecia y Canadá, los bajó en medio punto.

Insiste en los salarios

Trichet recordó que aquella bajada también se decidió para evitar los efectos de segunda ronda, algo que juzga «absolutamente esencial» en las actuales circunstancias, por lo que pidió a todos los agentes económicos que lo tengan en cuenta. En este sentido, volvió a insistir en cargar sobre los salarios de los trabajadores la responsabilidad de atajar la inflación, alertando sobre «los efectos de segunda ronda», que pueden producirse si los trabajadores ven compensada el alza de precios con un aumento de sus salarios. Para Trichet, ese aumento es un «enemigo de la prosperidad a largo plazo».

En cualquier caso, aseguró que también pide moderación a las patronales y a los ejecutivos de las grandes empresas.

El presidente del BCE se mostró convencido de que la actual crisis financiera «va a provocar fusiones bancarias en Europa». También opinó que no debe haber «tabúes» ni «cabezas de turco» en el proceso de reforma del sistema financiero global que será acometido el próximo 15 de noviembre en Washington.

Por otro lado, el Banco Central Europeo informó de que ofrecerá al Banco Nacional de Dinamarca 12.000 millones de euros mediante un acuerdo de divisas recíproco («swap line») para mejorar la liquidez a corto plazo.

El BCE explicó que este acuerdo, que se mantendrá sin límite en el tiempo, tiene como objetivo apoyar las medidas que ha anunciado el Banco Nacional de Dinamarca para mejorar la liquidez en los mercados de euros a corto plazo.

El BCE ha prestado también al Banco Central de Hungría hasta 5.000 millones de euros y lleva a cabo con el Banco Nacional suizo inyecciones de liquidez a corto plazo en francos suizos.

Por su parte, el Gobierno belga decidió inyectar 3.500 millones de euros en el banco KBC, que sufrió una fuerte caída en la última jornada bursátil a raíz de los rumores sobre su falta de solvencia y liquidez. KBC emitirá títulos por valor de 3.500 millones de euros para el Estado. La emisión de títulos no significa que el Estado pase a formar parte del accionariado del banco ni modifica la posición de los accionistas actuales.

El grupo bancario y asegurador belga era el único de cierto peso en el mercado nacional que aún no había recibido asistencia pública tras el rescate de Fortis y de Dexia.

Precisamente, el grupo antiglobalización Attac protestó ayer en el parqué la bolsa de Fráncfort contra el paquete de rescate aprobado por el Gobierno y el Parlamento alemán para los bancos y denunciar que tiene como objetivo tranquilizar los mercados financieros a costa de los contribuyentes.

Varios miembros de Attac desplegaron una pancarta sobre el panel que muestra los valores del selectivo DAX 30 en la que se leía «¡Desarmad los mercados financieros! Los seres humanos y el medio ambiente ante el valor de los accionistas».

Suecia e Islandia

El Riskbank (Banco Nacional de Suecia) anunció la concesión de un préstamo de 1.000 millones de coronas suecas (100 millones de euros) al banco de inversiones Carnegie para asegurar su liquidez ante sus dificultades para refinanciar sus pagos. El Banco Nacional resaltó, no obstante, que el Carnegie es «solvente» y que se trata de un problema «provisional».

El Carnegie ha perdido en dos días el 75% de su valor en bolsa, una cifra que se eleva al 90% desde enero de 2008, y hace una semana presentó unas pérdidas de 500 millones de coronas (50 millones de euros).

En cuanto al Gobierno de Islandia, que ha recurrido a un préstamo de 1.600 millones de euros del Fondo Monetario Internacional, aseguró que éste podría no ser suficiente para estabilizar la economía del país, porque sólo supone una tercera parte de sus necesidades para rescatar su sistema bancario, y restaurar el mercado de divisas.

El primer ministro islandés, Geir Haarde, afirmó que «nos iría mejor si tuviéramos más de 4.000 millones de dólares» y ayer demandó oficialmente ayuda a los cuatro bancos centrales de los países nórdicos.