Kike DE PABLO

Un hombre sin defectos y una montaña sin grietas. Eso no me interesa», decía René Char. Una página web de montaña francesa daba la noticia del ascenso de Edurne Pasaban a la cima del Manaslu con el titular «Una mujer a gran altura» y entre los mensajes de opinión recibidos hay uno (bajo el epígrafe Altura de visión) de una, supongo lectora, que reza así: «Una prueba magnífica de que las mujeres saben tomar altura...Mucho más frecuentemente que los hombres, cuyas bajezas pueden a veces alcanzar verdaderas cimas». No opina lo mismo que el escritor aunque no creo que se trate de lo mismo. Hace unas semanas en la Feria Mundial de Viajes de Aventura celebrada en Sao Paulo, Brasil, en el pabellón de la provincia Argentina de Santa Cruz, se podía admirar y caminar sobre 18 toneladas de hielo procedente del glaciar patagónico Perito Moreno vía camión refrigerado. Imagino que todo acabaría en caipirinhas. Es que esto del comercio es muy importante, que ya en el año 65 AD, la familia de Saulo de Tarso (más conocido como San Pablo) se dedicaba, al parecer (leído, a mí no me echeis la bronca), a la venta de tiendas de campaña para el ejército romano. Un adelantado a la época. Todo sea en aras del turismo medioambiental y sostenible. El escritor Philip K. Dick; aquel que escribió la novela «El hombre cuyos dientes eran todos exáctamente parecidos», decía que la realidad es aquello que continúa existiendo cuando dejamos de creer en ello.