God is good for...absolutely nothing», decían los ciudadanos de Springfield el pasado día de Halloween mientras Arzak y Argiñano se metían un higo con foie entre pecho y espalda. La música del entrecomillado la pueden poner aquellos que, por edad, deberían de recordar a Frankie Goes to Hollywood. Aunque la propiedad de la memoria histórica más parece cosa de gente fiel a sus obsesiones que de elefantes sociales comedores de rabos... de pasas. Segura estoy que muchos de ustedes también cerebraron la fiesta avernícola para apoyar solidariamente al sector hostelero y superar la crisis que se avecina poco a poco.

Aunque, a decir de Solbes, nuestros niveles de recesión han inundado la opinión pública y sus diferentes órdenes del día y de la noche. Sólo han pasado 25 años desde las famosas inundaciones y estamos igual de calados. Y eso que no se moja nadie. Jalogüin y Navidad fueron los conceptos que junto a «hijo de ornitorrinco» más veces escuché la semana pasada. Tanto en la tele como en la tierra. A3, cómo no, fue más allá y entrevistó a Alfonso Ussia en plena fiesta de muertos. Que es como salir de los parámetros de Orión y caer en el agujero negro de un desconocido. «¿Con quién vas a pasar las Navidades?» preguntaban las chicas de Igartiburu al hijo de la duquesa de Alba. Sin palabras. Me hubiera gustado una respuesta con más sentido del humor que la risueña expresión marichalar nos enseñó y haberle oído decir: «Pues con los mismos con los que celebré el jalogüin: Eduardo Manostijeras, la Novia Cadáver, Tod Browning y mi familia». Pero esa gente se toma demasiado en serio la televisión. Y no hace gala ni asomo de sus propiedades intelectuales a la hora de evitar el derribo por parte de unos reporteros con menos luces que una cuadra. Como bien dijo el censor de la Fox en su versión de tira cómica junto a Homer: «Soy el encargado de protegerles de la realidad». Si la realidad es ésta, yo también solicito protección. A poder ser, senegalesa.