Empate en Ipurua
Sólo faltó el gol en un gran partido
No hubo premio para la buena actuación del Eibar, absolutamente superior a su rival. Los azulgranas acumularon ocasiones, pero pagaron cara su falta de puntería. El empate, al menos, les sirve para aumentar a cuatro puntos su colchón sobre el descenso.
EIBAR 0
A.U.L. LEVANTE 0
Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR
Sin goles no hay victorias. Es una gran perogrullada, sí, pero también la única manera de explicar por qué el Eibar no sumó ayer los tres puntos.
Con el regreso a Ipurua, el equipo azulgrana retomó su mejor versión de Doctor Jeckyll, cuajando, posiblemente, su mejor partido de la temporada. Lo tuvo todo: iniciativa, posesión, ocasiones... Todo menos el gol que, incomprensiblemente, no llegó. Y el problema es que en esto del fútbol no hay victoria a los puntos, que las buenas sensaciones no tienen reflejo en la clasificación y que, pese a jugar un partido que permitió recuperar la confianza a equipo y entorno, la diferencia respecto al descenso no creció tanto como habría sido deseable. Cuatro puntos son ahora mismo los que separan al Eibar de la 19ª plaza, un colchón más corto de lo merecido pero que, al menos, permitirá a los armeros afrontar el derbi de Anoeta sin más urgencias de las necesarias.
La Real no lo tendrá fácil el sábado para superar a su rival, al menos si éste juega como ayer. Tras diez minutos iniciales en los que pareció que el guión iba a ser el opuesto, el Eibar se hizo con el choque, aunando su propia costumbre de llevar la iniciativa con el descarado ofrecimiento por parte levantinista.
Así que en los ochenta restantes el partido consistió, prácticamente, en un monólogo de los eibarreses, que disfrutaron de cuatro ocasiones especialmente claras. En la primera, Tokero llegó muy forzado a un servicio de Cases, pero envió el balón pegado base del poste; Sutil botó después una falta directa que repelió el palo y que Markel, por un pelo, no pudo aprovechar. Poco antes del descanso era Txiki el que probaba fortuna con uno de sus zapatazos, que superó el larguero por escasos milímetros y acto seguido, era un cabezazo de Carlos Rubén, tras peinada de Markel, el que seguía el mismo camino.
Al Levante, con todo, no se le veía incómodo. Tenía clara su función, proteger a Reina y esperar alguna contra, e incluso estuvo a punto de sacarle partido, con Geijo y Xisco «incordiones» y un pase en profundidad que Pedro Vega envió al fondo de las redes cuando, afortunadamente, se encontraba en fuera juego bien visto por el árbitro.
Tampoco se inmutaron demasiado los valencianos en el segundo tiempo pese a que el Eibar, como la lluvia, iba en tromba por momentos. Las ocasiones se multiplicaron y el gol se veía llegar, pero no lo hacía.
Codina, un minuto después de ser recibido con una gran ovación, capitaneó un contragolpe que la defensa despejó con muchos apuros; otro torpedo de Txiki obligó a Reina a lucirse junto al larguero; Tiko también puso a prueba al guardameta andaluz, con una volea que sacó sobre la misma línea...
Polémica final
Y así fueron cayendo, una tras otra, las ocasiones, hasta que llegó la más clara. La que tenía que haber sido más clara, en realidad, porque Hevia Obras transformó en amarilla para Codina un derribo del catalán en el área. Pareció claro en el campo, y más aún en el muslo del catalán, con los tacos del rival clavados, pero el árbitro interpretó que previamente se había llevado el balón con la mano e impidió, definitivamente, al Eibar celebrar un triunfo que merecía.
«¿Qué más podemos hacer para ganar un partido?», se preguntaban ayer técnicos y jugadores del Eibar, tan satisfechos con su actuación como dolidos por no haber podido coronarla con una victoria.
La respuesta es evidente, marcar, lo único que le faltó al cuadro armero. Carlos Pouso tampoco tenía dudas. El único aspecto negativo de la tarde fue «el desacierto. Ha sido un partido muy completo. Nos hemos adaptado al campo, yendo a pelear o a bajar la pelota, según fuera necesario. Hemos tenido muchos centros y remates, pero no hemos tenido el acierto de marcar». Así que, según el técnico, no cabe hablar de justicia «porque los merecimientos son cuando te mueres, al cielo o al infierno. En fútbol, para merecer ganar, hay que marcar y que no te marquen».
Reconoció el entrenador vizcaino, pese a todo, estar muy satisfecho por la imagen de su equipo, lo que le hace pensar que «hay que seguir por este camino. Hay que seguir igual, hacer más de lo mismo, aunque mejor todavía, porque está visto que con esto no nos basta para ganar».