El cineasta asturiano José Antonio Quirós ha tardado casi diez años en hacer su esperado segundo largometraje, después de obtener en la Seminci el Premio del Público con su recordada ópera prima titulada «Pídele cuentas al rey». Con aquella película de denuncia ya se encaminó hacia el cine social, en el que profundiza de nuevo gracias a «Cenizas del cielo». Entonces abordó el problema del cierre de las minas, con el consiguiente incremento del paro y la falta de perspectivas de futuro para un sector tan importante de la población asturiana. Ahora saca a la luz la degradación ambiental del Valle del Negrón, por culpa de la central térmica instalada en ese mismo lugar. El tema ha trascendido internacionalmente en sintonía con la creciente sensibilización medioambiental, lo que se ha traducido en el premio Toyota a la Mejor Película Ecologista recibido en el reciente Festival de Tokio.

«Cenizas del cielo» hace justicia al extraordinario actor gallego Celso Bugallo, normalmente relegado a personajes secundarios y característicos. Accede por fin al protagonismo con un papel inspirado en el caso real de un agricultor asturiano que lleva décadas luchando contra la toxicidad que pone en peligro la calidad de los productos del campo. Su figura de defensor de la naturaleza instintivo, alejada de la del ecologista urbano, está vista desde la mirada de un visitante extranjero, que quedará impresionado con el tesón que muestra en su desigual enfrentamiento contra la industria contaminante.

Este escocés, escritor de guías turísticas, es encarnado por el actor Gary Piquer. No dudará en dejar a un lado su actividad profesional con tal de posicionarse del lado de todo cuanto nunca es mencionado en la propaganda turística. En definitiva lo que el largometraje «Cenizas del cielo» propone es una reflexión sobre el progreso irracional y destructivo, llegado el momento de plantearse en renunciar a ciertas comodidades de esta sociedad de consumo con tal de reestablecer el equilibrio natural en la medida de lo que todavía se puede recuperar.