Crónica | Debate parlamentario sobre el Estado de Nafarroa
El PSN promete ayudar a UPN y da la espalda a Nafarroa Bai
Significativamente no fue Roberto Jiménez, sino Miguel Sanz, quien presentó al PSN como un aliado del Gobierno. Lo hizo al resaltar que UPN, CDN y también PSN «estamos decididos a caminar juntos». Jiménez lo confirmó después: «El PSN se compromete a trabajar por amplios acuerdos». La crisis será la excusa que facilite esta unión.
Ramón SOLA
Hace doce meses, el debate anual sobre la situación del herrialde celebrado en el Parlamento de Nafarroa le pilló al PSN en plena transición, a medio camino entre el «agostazo» por el que renunció al gobierno y el primer apoyo a los presupuestos de UPN-CDN consumado en enero. En aquella ocasión, Miguel Sanz le tendió la mano para llegar a acuerdos. Desde entonces, las fotografías conjuntas se han repetido y UPN ha roto con el PP. Así las cosas, el debate de 2008 sirvió ayer para que el PSN diera otro salto.
Sanz ni siquiera dejó que fuera su líder, Roberto Jiménez, quien lo anunciara. En el discurso con que abrió el debate, el presidente navarro y de UPN situó inequívocamente al PSN en el bloque del Gobierno, aunque no tenga cartera alguna. Habló de un conjunto formado por UPN, CDN y PSN que suma más del 70% del Parlamento y que «impulsa» la acción del Ejecutivo, sobre todo en el terreno de la respuesta a la crisis económica. Y argumentó otra cosa que competía decir al PSN: «Es compatible el ejercicio de la oposición con la colaboración para proyectos de interés general».
Con el terreno ya marcado, el secretario general y portavoz del PSN, Roberto Jiménez, confirmó su disposición a los acuerdos con UPN. «Es preciso romper con la vieja política partidista que impide los consensos», señaló. A cambio, intentó vender que si UPN se ha moderado es gracias al PSN. Tras oír al presidente, Jiménez le felicitó por el tono utilizado: «Progresamos adecuadamente, señor Sanz», dijo. Casualidad o no, ese «progresamos adecuadamente» es la misma expresión con que Zapatero felicitó a las bases del PSN en el Congreso de junio por haberle perdonado a José Blanco la orden de renunciar al Gobierno.
Sanz había ido tan lejos en su primera intervención que después plegó velas. En las réplicas, matizó que el PSN no forma parte de su gobierno técnicamente. Y puso énfasis en asegurar que «no hay ningún pacto alguno, no hay nada inconfesable en mi acceso al Gobierno, nada, nada. No hay nada pactado ni nada comprometido. Sólo hay responsabilidad». En cualquier caso, le pidió que se implique en la búsqueda de pactos «sin complejos», como apuntó que ha hecho UPN al romper con el PP una relación de diecisiete años. Fue el único momento en que Sanz citó esta cuestión en casi siete horas de debate.
NaBai, como en 2007
Entre las intervenciones de Sanz y Jiménez subió a la tribuna Nafarroa Bai, con Maiorga Ramírez como portavoz. El líder de UPN había definido con claridad la posición actual del PSN, pero NaBai no cambió su guión habitual. Volvió a tender la mano a este partido para conformar un gobierno alternativo. Sorprendió además al proponer a Sanz que convoque elecciones «a la mayor brevedad posible», justo en el momento en que UPN gobierna con más comodidad.
«NaBai mantiene la misma disposición», insistió Ramírez, que pidió al PSN que aclarase «si comparte la estrategia de marginación de UPN. A tenor de lo visto en esta Cámara, parece que sí», estimó. No le hicieron falta muchos minutos para confirmarlo. Jiménez dejó claro que su propuesta «socialdemócrata» no tiene nada que ver con la abertzale, que tildó de «decimonónica y caduca». Apostilló que «no hay más que oírles en esta tribuna para comprobar que gobernar con ustedes hubiera sido un magnífico error». Y reprochó a NaBai que aún esté pensando en «sillones» cuando «nosotros ya estamos en otra».
La descalificación de los planteamientos abertzales como antidemocráticos se ha convertido en norma en este Parlamento, que en la anterior legislatura ya aprobó una inusitada declaración contra la entrada de estos partidos en el Gobierno en un futuro. En esta línea, Sanz se jactó incluso de que el Amejoramiento nunca se haya votado. Fue al censurar a los partidos de NaBai su apoyo a la consulta de Ibarretxe. Presumió de que en Nafarroa no hay más iniciativas de este tipo que las elecciones, y añadió que si alguien pidiera en el Parlamento una votación sobre el Amejoramiento no tendría los apoyos suficientes.
Nada nuevo sobre la crisis
La crisis es el solar sobre el que UPN y PSN construirán su estrategia de colaboración. Este escenario permite que ambos vendan los acuerdos como algo im- prescindible y un ejemplo de responsabilidad. Sanz dedicó al tema gran parte de su discurso, pero sin novedad alguna. Enunció iniciativas ya en marcha, como el denominado Plan Navarra 2012 -«el mayor esfuerzo inversor de la historia de Navarra»-, el Plan Moderna -«hay más de 1.500 personas trabajando en él»-, el IV Plan de Empleo anunciado el miércoles o el Plan de Internacionalización de la Economía que se presentará la próxima semana. Citó también la eliminación del Impuesto del Patrimonio, la congelación de sueldos de altos cargos «se diga lo que se diga»... Nada nuevo. Según la oposición, Sanz había estado demasiado ocupado en la crisis con el PP para preocuparse de inventar recetas.
Fue en este ámbito en el que los dos grupos más minoritarios pudieron colar sus discursos. CDN, por ejemplo, pidió a UPN que esté alerta ante los abusos que se puedan cometer con los expedientes de regulación de empleo. Desde IUN, Ion Erro reclamó un gobierno «que baje a la calle y se acerque a las fábricas». Acusó a Sanz de «querer que la crisis la paguen los trabajadores».
En su discurso, el presidente navarro introdujo una frase en euskara, que leyó con más voluntad que acierto. También saludos en esta lengua al inicio y al final. Quizás quiso camuflar así el silencio sobre el recorte presupuestario brutal a Euskarabidea.
La autocomplacencia de Sanz fue tal que su socio de CDN José Andrés Burguete matizó luego que «Navarra tampoco es el país de las maravillas». En un lapsus significativo que corrigió, Sanz llegó a decir que el aumento de parados «no nos satisface enormemente».
Al líder de UPN no le importó admitir que la asunción de más competencias no es su prioridad, salvo que haya garantías de una mejor gestión. Lo justificó indicando que a la ciudadanía «le da igual que regulen el tráfico con tricornio o boina roja».
Erro (IUN) reprochó a Sanz que el Plan Navarra 2012 sólo tiene «cemento» y le preguntó por qué no lo vincula a temas sociales como la violencia de género. «¡Pero si eso cuesta dos euros!», respondió el presidente para recalcar que no recortará gastos en ello.