Barack Obama, a la Casa Blanca
La mayoría del Gabinete, formada por ex funcionarios de Clinton
El presidente electo de EEUU, Barack Obama, ha recurrido a funcionarios del Gobierno de Bill Clinton para formar su gabinete. Es el caso de Rahm Emanuel, que integró el anterior Ejecutivo demócrata y es el cuarto rango más alto en la bancada de la Cámara Baja. Obama también baraja nombrar a algunos republicanos para dar imagen de unidad. Entre ellos, se ha mencionado el nombre del actual secretario de Defensa, Robert Gates.
David BROOKS («LA JORNADA») | NUEVA YORK
Barack Obama tiene poco más de dos meses para prepararse para ser investido como el 44 presidente de Estados Unidos, y todo indica que no dormirá bien por un buen rato.
Ahora enfrenta cómo conformar un Gobierno que pueda cumplir su anuncio de anoche en el sentido de que «el cambio ha llegado a Estados Unidos». La «feroz urgencia de ahora», frase tomada prestada de Martin Lu-ther King, incluye una gama de problemas más graves que cualquier presidente haya tenido que enfrentar tal vez en medio siglo o más, que van desde la peor crisis económica desde la Gran Depresión, dos guerras, un sistema de salud en crisis, un planeta que enfrenta una emergencia ambiental, un sistema de migración descompuesto, los daños severos a los derechos civiles y humanos causados por el gobierno actual, una infraestructura nacional en colapso (los ecos de Katrina) y la reparación de las relaciones internacionales de Washington con el mundo, entre otras.
Esa urgencia por un cambio que le dio el triunfo a Barack Obama, es el saldo de ocho años (algunos dirían desde los tiempo de Ronald Reagan en la década de los 80) de políticas conservadoras que han desmantelado no sólo el estado de bienestar social construido en la Gran Depresión, sino que son responsables de uno de los más extraordinarios traslados de riqueza en este país: Un 1% de la población del país más rica del mundo controla aproximadamente el 40 % de su riqueza.
Durante ese periodo, la mayoría no ha visto una mejoría en sus condiciones económicas en estas mismas décadas, y muchos perdieron toda fe en el mito fundamental de este país: «el sueño americano». Obama declaró a lo largo de su campaña que su tarea principal será recuperar ese «sueño».
Por ello, Obama y sus asesores buscan proceder con rapidez, pero también con deliberación, en este periodo de transición entre ahora y el 20 de enero, cuando asumirá la Presidencia. Durante semanas, esta fase ya estaba en preparación con más de 400 personas trabajando para la transición y para conformar un Gobierno lo más pronto posible, y se espera que en los próximos días se anuncien algunos de los primeros nombramientos claves en su Gabinete.
Obama ofreció el puesto de jefe de equipo de la Casa Blanca al representante federal Rahm Emanuel, veterano de la Presidencia de Bill Clinton y quien ocupa el cuarto rango más alto de la bancada demócrata en la Cámara Baja. Emanuel aceptó a las pocas horas.
La transición estará coordinada por John Podesta, quien fue el jefe del equipo de la Casa Blanca durante el mandato de Clinton, junto con Valerie Jarrett, asesora de Obama, y Pete Rouse, quien fue su jefe de equipo en el Senado.
Obama también nombró a los principales integrantes de su junta de transición, la cual ya se está mudando a un espacio en tres pisos de un edificio federal. Entre ellos están William Daley, hermano del alcalde de Chicago y recordado en México como el encargado de promover el Tratado de Libre Comercio como secretario de Comercio en el Gobierno de Clinton; Michael Froman, ejecutivo en Citygroup y ex alto funcionario del Tesoro y también colega de Obama de la Escuela de Leyes de Harvard; y Susan Rice, otra ex funcionaria del gobierno de Clinton que estuvo entre las principales asesoras de política exterior de esta campaña (y alguien que se especula podría ser la próxima asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, o algún otro puesto prominente en el próximo Ejecutivo).
Ya hay una intensa especulación sobre quién integrará el nuevo Gabinete. Entre los nombres que circulan para el puesto clave de secretario de Tesoro en medio de esta severa crisis están Lawrence Summers y Robert Rubin, ambos ex secretarios de Tesoro con Clinton, así como Timothy Geithner, presidente de la Reserva Federal de Nueva York. Una fuente en Wall Street dijo a «La Jornada» que otro candidato al puesto podría ser Jon Corzine, gobernador de Nueva Jersey, y algunos aún mencionan a Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York.
Para secretario de Estado se cita a los senadores John Kerry y Christopher Dodd, y el gobernador de Nuevo México Bill Richardson, entre otros. Para procurador general se menciona a la gobernadora de Arizona Janet Napolitano, y al ex alto funcionario del Deparamento de Justicia Eric Holder, entre otros.
Entre los nombres considerados para ocupar altos puestos están al ex senador Tom Daschle, el estratega de la campaña David Axelrod, y otro asesor de política exterior Greg Craig. A la vez, como parte de su intento por promover el bipartidismo, están en consideración para puestos en el Gabinete, según versiones extraoficiales, mantener al actual secretario de Defensa, Robert Gates, el senador republicano moderado Richard Lugar, y el senador republicano Chuck Hagel.
Obama sumó ayer Carolina del Norte a la lista de los estados en los que se impuso, tras un minucioso recuento debido a la escasa diferencia con McCain. Aún no se ha hecho oficial el resultado de Missouri.
Obama recibió ayer el primer informe secreto formal de la CIA en el comienzo de la transición de Gobierno. El director nacional de Inteligencia, Mike McConnell, le entregó la misma información que recibe a diario George W. Bush.
La Administración Bush ha dejado la puerta abierta a la participación de Obama en la cumbre del G-20 (G-8 y países emergentes) que se celebrará el próximo día 15 en Washington para analizar la crisis financiera internacional.
George W. Bush anunció ayer que se entrevistará con Obama a comienzos de la semana próxima para comentar los asuntos que tiene sobre la mesa, con especial atención a la situación en Irak y a la crisis financiera internacional.
El futuro político de John McCain, de 72 años, aparece incierto tras su derrota en las elecciones presidenciales estadounidenses, ya que el Partido Republicano probablemente buscará una figura mucho más joven para preparar las siguientes elecciones, según estiman los analistas.
El círculo próximo a McCain ha sugerido que el senador de Arizona podría proseguir su carrera política en el Senado y convertirse en el rival republicano del senador demócrata por Massachussets Edward Kennedy, de 76 años, que se ha ganado el apodo de «León del Senado».
Pero algunos se preguntan sobre la influencia real que McCain pudiera tener en el seno de las filas republicanas tras lo que ocurrido con el candidato demócrata en las presidenciales de 2004, John Kerry, sumido en un silencio casi absoluto tras su vuelta al Senado.
«Si John McCain fuera más joven y capaz de dirigir al Partido Republicano en unas presidenciales, podría tener mucha más influencia», estima Julian Zelizer, profesor de Historia en la Universidad de Princeton.
Pero difícilmente puede encarnar una ideología o corriente de pensamiento en el seno de la derecha estadounidense, contrariamente a lo que sucede con Kennedy, que es el estandarte de los valores del liberalismo político en el seno de la izquierda del Partido Demócrata, añade Zelizer.
«Su problema es que no tiene ningún sitio al que ir. Muchas personas están enfadadas con él y le acusarán, sin duda, de ser el responsable de la amplitud de la derrota electoral», destaca Zelizer.
Barack Obama consiguió el 52% de los votos a nivel nacional frente al 46% de su adversario republicano, según las cifras todavía provisionales. Ante este escenario, el Partido Republicano tendrá que movilizarse rápidamente para las elecciones de mitad del mandato en 2010 y las legislativas del mismo año, según destacan la mayoría de los analistas.
«McCain regresará a un partido roto, pero se convertirá en el nombre más destacado en el Senado y en el conjunto de los republicanos en la escena política. La gente querrá acercarse a él para pasar esta época», declaró el estratega republicano John Feehery en la web politico.com, al tiempo que añadió que «será McCain quien tendrá que decidir si abandona el barco o rehace la imagen del partido».
John McCain disfruta de una sólida reputación en su feudo de Arizona, donde venció el martes por una diferencia de diez puntos. Pero la «era McCain» en este estado fronterizo con México también podría terminarse.
Si pide un quinto mandato como senador a los electores, McCain podría morder el polvo en Arizona, donde cerca del 30% de la población son latinos, más favorables a los demócratas, y donde los habitantes de zonas urbanas han crecido notablemente.
McCain podría legar su más importante herencia política tendiendo la mano a la futura administración de Obama en cuestiones sensibles, como la inmigración.
Kennedy y McCain ya trabajaron conjuntamente el año pasado en un proyecto de ley que fracasó y que estaba destinado a legalizar la situación de doce millones de inmigrantes sin papeles en EEUU.
Los sondeos realizados antes de las elecciones presidenciales, que pronosticaron la victoria de Obama, acertaron el resultado que se produjo. «Ha sido un buen año», señaló Peter Brown, director de sondeos de la Universidad de Quinnipiac.
