Segundo bombardeo de EEUU en 24 horas con víctimas civiles afganas
Un bombardeo de la aviación estadounidense registrado en la noche del miércoles en la provincia occidental afgana de Badghis causó entre siete y treinta víctimas mortales entre la población civil, según fuentes oficiales. Se trata del segundo ataque con víctimas civiles realizado por las tropas de EEUU en menos de 24 horas. La víspera, el objetivo del bombardeo, en el que murieron 40 personas -al menos 23 de ellas niños-, fueron varias viviendas donde se celebraba una boda.GARA |
El segundo de los bombardeos de la aviación estadounidense tuvo lugar en el distrito de Ghormach, fronterizo con Turkmenistán, y acabó con la vida de siete civiles y doce insurgentes, según aseguró Abdullah Khan, jefe del distrito. Sin embargo, el reponsable del Consejo provincial, Dawlat Osmani, elevó a treinta el número de civiles fallecidos, como consecuencia del derrumbe de sus viviendas durante el ataque, registrado en un área remota de la provincia.
En un comunicado, la comandancia de Estados Unidos en Afganistán dijo haber tenido noticias de «posibles bajas civiles» en la provincia, apenas 24 horas después de otro bombardeo que acabó con la vida de cuarenta civiles en la sureña Kandahar.
Según la versión estadounidense, que no hizo mención al bombardeo, las tropas de la coalición ocupante liderada por EEUU sufrieron el miércoles una emboscada insurgente mientras llevaban a cabo una patrulla de control en el distrito de Ghormach.
«No conocemos todos los hechos en este momento, pero investigaremos la situación hasta dar con la verdad. Nos tomamos muy en serio la responsabilidad de proteger al pueblo de Afganistán», aseguró en una nota su portavoz, Greg Julian, quien manifestó que se han iniciado contactos con los ministerios de Defensa e Interior para realizar una investigación conjunta.
«Si descubrimos que gente inocente ha muerto en este incidente, nos disculpamos y expresamos nuestras sinceras condolencias a las familias y al pueblo de Afganistán», añadió.
Este suceso ocurrió apenas un día después de la muerte de cuarenta personas, entre las que había al menos 23 niños y diez mujeres, en otro ataque aéreo estadounidense ocurrido en la tarde-noche del lunes en el pueblo de Wech Baghtu, en Kandahar, según denunció ayer la Presidencia afgana.
Las víctimas celebraban una boda cuando el municipio fue bombardeado y seis o siete viviendas destruidas.
Escudos humanos
Con respecto al ataque aéreo contra Wech Baghtu, el Ejército estadounidense volvió a eludir su responsabilidad en los sucedido y acusó a los talibán de haber impedido la huida de civiles, utilizándolos como escudos humanos. «Los civiles intentaron abandonar el área, pero los insurgentes les forzaron a permanecer allí mientras continuaban disparando contra las tropas afganas y de la coalición», aseguró la comandancia de EEUU.
En su nota, se limitó a constatar la existencia de «varios civiles heridos cuando abandonaban la zona» y afirmó que no estaba claro si fueron víctimas del «fuego insurgente», aunque los testigos y las autoridades locales no dudaron en señalar que murieron a consecuencia de las bombas de la coalición.
Ataques aéreos de la aviación paquistaní contra supuestos escondites de los talibán en la región tribal de Bajaur se saldaron con al menos 17 muertos. El mismo número de fallecidos causó un atentado suicida durante un encuentro de líderes tribales pastún en Batmalai, capital de Bajaur.
Las guerras de Afganistán e Irak, la inestable situación de Pakistán y la crisis en relación al programa nuclear iraní son algunos de los desafíos internacionales de inusual trascendencia que va a heredar a su llegada a la Casa Blanca el presidente electo estadounidense, Barack Obama, quien tiene intención de llevar a cabo su gestión de gobierno desmarcándose de su impopular predecesor.
Obama, para quien «el frente central de la guerra contra el terrorismo está en Afganistán y Pakistán», ha defendido en campaña el envío a Afganistán de más de 10.000 efectivos militares de refuerzo, una cuestión que, según los expertos, «tendrá que decidirse inmediatamente». Obama buscará, además, un compromiso militar mayor de los países europeos.
Pero más allá del incremento de los 70.000 efectivos extranjeros actuales, el reto afgano incluye la lucha contra la corrupción, la falta de autoridad del Gobierno, una economía dependiente de un floreciente tráfico de drogas y la inestabilidad del vecino Pakistán, que permitió a los insurgentes instalar sus bases en la frontera. Obama apostó por bombardear las bases talibán y de Al Qaeda, con o sin la autorización de Islamabad, a cuyas autoridades EEUU acusa de no ser lo bastante firmes en la lucha contra los «terroristas» refugiados en su frontera.