Crónica | A la puerta de la parroquia de Miribilla
La Asamblea de Mujeres de Bizkaia reivindica la laicidad
La inauguración de la parroquia de Miribilla, la primera que se abre al culto en Bilbo después de 17 años, fue aprovechada por la Asamblea de Mujeres de Bizkaia para reivindicar ante el alcalde, Iñaki Azkuna, y otras autoridades la obligada laicidad de las instituciones públicas.
Agustín GOIKOETXEA
El acto de apertura al culto del templo de Miribilla había sido publicitado insistentemente por la diócesis de Bilbo, de modo que fueron cientos los fieles y curiosos que se acercaron ayer a la mañana a la inauguración, a cargo de los obispos Ricardo Blázquez y Mario Iceta. Una hora antes del inicio de la liturgia, prevista para las 11.30, a las puertas de la parroquia de Santa María Josefa se agolpaba un centenar de personas, muchas de ellas monjas y seglares; también una mujer dispuesta a pedir limosna.
El respaldo municipal al acto era constatable. Al margen de la anunciada presencia del alcalde, Iñaki Azkuna, brigadas de limpieza se afanaron en dejar el entorno del templo como la patena y patrullas de la Policía Mu- nicipal y Ertzaintza se apostaron en las cercanías. También acudieron al acto los responsables forales y municipales de Acción Social, los jeltzales Juan María Aburto y Ricardo Barkala.
A la vez que las primeras fieles accedían al moderno edificio parroquial, un grupo de personas, a convocatoria de la Asamblea de Mujeres de Bizkaia, desplegó una pancarta lila con el lema ``Feministok laikotasunaren alde''. Entre los que se aproximaban a la ceremonia religiosa hubo quienes expresaron su malestar -«ya están éstas aquí»- o lanzaron epítetos poco piadosos y menos educados.
Las mujeres -llegaron a concentrarse medio centenar- comenzaron a corear consignas como «Más guarderías, menos tonterías», «Estamos hasta el culo de tanto obispo chulo», «Aborto libre eta dohain», «El dinero de la Iglesia para la dependencia», «Gure gorputza geure da», «Más residencias, menos penitencias», «La Iglesia que se autofinancie», «Feminismo rima con laicismo», «Más pensiones, menos concesiones» o «Fuera los rosarios de nuestros ovarios».
Interferencia «insufrible»
La llegada de Azkuna fue saludada por las concentradas con gritos de «qué hace en este sarao el alcalde de Bilbao», que fue respondido por el primer edil con un brindis al sol y un «egun on». Luego, a la salida de la ceremonia religiosa, indicó que sólo con «respeto de los unos a los otros en las ideas, en la diferencia, incluso en lo que no estamos de acuerdo, será posible construir una ciudad de gentes responsables, donde el respeto sea característica principal, donde dé gusto vivir porque sus ciudadanos han demostrado nobleza de corazón y afán de superar cualquier obstáculo que impida la convivencia».
Fue una reflexión muy alejada del proceder de algunos fieles que abarrotaban el templo por encima de cualquier aforo máximo. Algunos trataron de provocar a las mujeres concentradas y otros pidieron «una manguera para regar a éstas».
Con su movilización, la Asamblea censuró que «la Iglesia católica, financiada con el dinero de los impuestos de todas las ciudadanas y ciudadanos, se gasta, en plena crisis económica, más de dos millones de euros en construir otro templo más en una ciudad en la que existen docenas de ellos. Otro templo más a la misoginia y la homofobia», subrayaron.
Al margen de calificar de «insufrible» la continua interferencia de la jerarquia católica en los asuntos públicos, «especialmente en todo aquello que tiene que ver con los derechos de las mujeres y las minorías sexuales», exigieron al Consistorio bilbaino que explique a todas las bilbainas y bilbainos si el suelo en el que se ha construido esta nueva parroquia es público, «y si lo fuera, en qué condiciones se ha cedido a la Iglesia católica», añadieron.