La derrota por la mínima del Real Unión en su partido contra el Real Madrid condujo a una victoria enormemente trabajada de principio a fin tanto en ese partido como en el de ida, en el que, entonces sí, se impuso y encajó menos goles que el equipo español anteayer noche. Claro que no se trata de una victoria cualquiera, sino la de un equipo modesto que compite en una categoría inferior sobre el campeón vigente de la primera categoría, el todopoderoso Real Madrid. Una victoria que reúne suficientes requisitos como para ser tildada de hazaña. No es la primera vez que el equipo irundarra se impone al madrileño en esa misma competición. Lo hizo en 1918 y en 1924 y a la vez, en ambas ocasiones, se proclamó campeón de Copa, si bien a la sazón era un equipo de Primera. De Primera división, pues acaba de demostrar que es un equipo de primera. La competición no ha terminado y es de desear y, visto lo visto, de esperar, que continúe su brillante trayectoria en la misma. Un equipo prácticamente desconocido fuera de Euskal Herria ha sido noticia en medios internacionales por una hazaña que será recordada en su tierra, sin duda, pero que también en la de su poderoso rival costará olvidar.