Jon Iñaki Usategi Díaz de Otalora Juntero de la izquierda abertzale en Araba
¿El sistema de Bienestar Social alavés para «Joe el fontanero»...?
Nos dicen que no hay dinero o que «la vaca no da para más», pero siguen reduciendo la contribución de las rentas altas regalándoles 400 euros anuales o suprimiéndoles el Impuesto de Patrimonio
O para todas y todos los arabarras? Porque uno de los temas de permanente actualidad en los últimos tiempos está siendo sin duda la problemática relacionada con los servicios sociales en Araba.
Muy posiblemente ha sido la residencia de Ariznabarra, por su alto nivel de conflictividad, la que ha adquirido mayor protagonismo y ha encendido las luces rojas de lo que está sucediendo en el sistema de bienestar social alavés. En su momento, los mismos que ahora gobiernan en la Diputación decidieron privatizar la gestión de la referida residencia, en lo que eufemísticamente denominaron «gestión pública indirecta». Ahora bien, esta residencia es la punta del iceberg, una punta emblemática, sí, pero por debajo subyace una situación preocupante.
Antes de eso ya se adoptaron decisiones similares con los servicios de asistencia domiciliaria. Igualmente, en un sector donde existe un buen nivel de voluntariado o de participación de sectores directamente implicados, se ha facilitado que vía convenios fuese surgiendo una amplia red semiprivada de prestación de servicios, donde existen luces pero también sombras, sobre todo respecto a las condiciones laborales del sector.
Aunque el terreno ya estaba sembrado, los ocho años del PP, apoyados en buena parte de ellos por el PSOE, hay que calificarlos de catastróficos, ya que el impulso de la privatización del sector alcanzó cotas espectaculares. Los datos son suficientemente expresivos. Así, mientras el número de entidades de carácter público en los últimos ocho años se mantiene en 60, las entidades del sector de carácter privado han pasado de 124 a 188; el empleo en el sector privado ha crecido en ese tiempo 2,5 veces más que en el sector público; y el incremento de la financiación pública en la media de los tres territorios vascongados ha sido de 40 puntos más que en Araba, mientras que con la financiación privada en el sector sucede lo contrario, ya que es Araba la que aventaja en 26 puntos a la media de la CAV.
Es decir, por inacción y abandono de las instituciones públicas se ha abierto en Araba la puerta a que sea el capital privado el que ha ido ganando posiciones en un sector cuyo dimensionamiento por el envejecimiento de la población va en aumento. En nuestra opinión, el ánimo de lucro es incompatible con la garantía de derechos a la ciudadanía alavesa.
La nueva Diputación del PNV anunció, hace más de quince meses, una ruptura con un pasado que ellos también impulsaron. En todo caso, poco ha tardado en incumplir el compromiso, en cuanto que ya ha adoptado la decisión de que sea el capital privado el que construya las nuevas residencias para personas mayores en Gasteiz.
Nos dicen que no hay dinero o que «la vaca no da para más», pero siguen reduciendo la contribución de las rentas altas regalándoles 400 euros anuales o suprimiéndoles el Impuesto de Patrimonio. En breve nos dirán, como si fuera un logro, que el presupuesto de Bienestar Social se mantiene frente al descenso generalizado de otros departamentos forales. Lo que no dicen es que si las necesidades crecen, será otra vez el capital privado el que cubrirá el desfase, encontrando así una buena vía de negocio.
Concluimos afirmando que para garantizar una gestión pública del sistema de bienestar social alavés es necesario impulsar una política impositiva justa, equitativa y progresista que garantice un eficiente nivel de recaudación y que posibilite desarrollar una política fiscal y social adecuada, la única herramienta en tiempos de crisis. Olvídense de seguir beneficiando a las rentas altas, es decir, a todos los «Joe el fontanero» del territorio alavés, y comprueben cuántos de los beneficios fiscales concedidos en los últimos años han sido utilizados en la especulación y en la burbuja financiera. Hagan, pues, autocrítica y garanticen unos mínimos recaudatorios que, entre otras cosas, posibiliten una moderna y potente intervención pública en el sistema de bienestar social alavés.
Por tanto no nos es indiferente que el Gabinete Agirre profundice en sus medidas privatizadoras del sistema de bienestar alavés, hipotecando el futuro de Araba. Es por consiguiente indispensable hacer un apuesta explícita por una política social justa y por unos servicios sociales públicos y de calidad, gestionados de forma directa y sobre unas condiciones laborales dignas; una apuesta en la que estamos comprometidos miles de personas de izquierda y abertzales en Araba. En definitiva, es momento de salir a la calle para reivindicar que Araba tiene que construirse no desde la óptica privatizadora en beneficio de las rentas altas (los «Joes fontaneros» de la campaña estadounidense), sino garantizando los derechos de todas y todos. Ésa también será la reivindicación que bajo el lema «Ni banaiz Arabakoa!» recorrerá las calles de Gasteiz el próximo sábado.