Txisko Fernández Periodista
La crítica idiotez económica
Hace ya un par de décadas, un colega me comentó que uno de sus mejores profesores en Sarriko tenía la sana costumbre de difundir entre los aspirantes al título de Empresariales la idea de que la Economía, con mayúscula, no era una ciencia exacta, y mucho menos a la hora de hacer vaticinios. Por aquellos años, como estudiante de Historia, tuve profesores que me trasmitieron su devoción por el marxismo (sin limitar ese término a la obra de Marx y sus coetáneos, sino aplicado al conjunto de ideas que, enraizadas en sus teorías, han ido fructificando durante más de un siglo). Desde entonces, comparto la idea de que es una ciencia que puede diagnosticar científicamente la evolución histórica, política o económica de la sociedad en su conjunto. Diagnosticar es el paso previo que se debe dar antes de proponer el desarrollo de un nuevo sistema social, político o económico.
Tampoco voy a descubrir yo el hecho de que hasta los más férreos defensores del capitalismo utilizan la diagnosis marxista para revisar sus líneas estratégicas cuando las periódicas crisis del sistema vigente estallan ante las narices de la opinión pública; cuando no pueden esconderlas.
No obstante, siguiendo un debate racional, se puede achacar al marxismo que sus predicciones sobre la superación del capitalismo no han sido corroboradas científicamente. Ese debate está abierto entre quienes se identifican con el socialismo en el sentido más amplio del término. De lo que no cabe duda es de que, en cuanto a predicciones, los defensores del capitalismo no aciertan ni una. Y ahí están los hechos para corroborarlo: ni un sólo banquero, ningún gurú de Wall Street, ninguno de los mandatarios del G-8 ni del G-20, ningún ministro del Ecofin, ninguna asociación patronal... fue capaz de augurarnos la actual crisis. Supongo que, en estos momentos, desearían quemar todas las hemerotecas para ocultar sus mentiras y su ignorancia. Por eso, cuando les escucho hablar de recetas mágicas para superar la crisis, sólo temo que su cíclica idiotez se expanda de nuevo por el planeta.