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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Almíbar real a gogó

Si hay algo más pequeño que un cortesano es un aspirante a servir en la Corte. Ayer en «El País» pudimos comprobar cómo se esmeran algunos en el meritoriaje para que alguien de sangre azul (como los bolígrafos, imagino) le remita un protocolario escrito de agradecimiento por los chorros de almíbar empleados para redactar una crónica.

En un billete titulado «El entusiasmo por don Juan Carlos», el cronista de Prisa describía el alborozo y jolgorio con que las vascas (y los vascos, por supuesto) hemos recibido al rey de los españoles (y las españolas, claro) en Bizkaia. Leer para creer.

La cosa empezaba fuerte: «Si el empresariado vasco es un reflejo de la sociedad, hay que concluir sin duda que los vascos son muy monárquicos». Será por eso que nunca nos han preguntado si lo somos. Está tan claro... Lo verán a continuación.

Constataba el cronista de la cosa real que «más allá del protocolo y las muestras de respeto, los asistentes al 25º aniversario de la patronal Confebask aplaudieron con ganas la intervención del Rey y muchos buscaron la fotografía con el monarca o el saludo real». No me cabe la menor duda de que fue así. De las protestas en el exterior... ni pío.

Tengan en cuenta, además, los esfuerzos del monarca español por agradar a sus entusiastas súbditos. El cronista da cuenta de las fatigas reales: «El monarca fue saludando uno a uno a todos los presentes. Dio más de 30 veces la mano y subió los peldaños de la grada preparada para la foto para no dejar de saludar a ninguno de los presentes. A todos se les veía sonrientes y satisfechos». Lo dicho, trabajo y alegría.

Y más alborozo: «El entusiasmo se repitó después del acto, cuando el Rey recorrió con los principales responsables de Confebask y otras autoridades el vestíbulo del palacio de congresos, donde se estaba sirviendo un tentempié. Especialmente efusivo fue el abrazo entre don Juan Carlos y el presidente de Petronor y ex presidente del PNV, Josu Jon Imaz. El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, hizo de maestro de ceremonias». Le faltó bailar el aurresku, como en la basílica de Begoña.

Y en medio de tanto resplandor, una nubecilla, tan solo una: «Los representantes institucionales hicieron casi pleno. Tan solo faltó el consejero de Empleo, Joseba Azkarraga, quien ya había adelantado que no iría al acto». Pensaría que, casi mejor, el tentempié se lo tomaba en el Alkartetxe. Será que no es un entusiasta de la cosa ésa.

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