Los afiliados del Partido Socialista (PS) francés celebraron ayer elecciones internas para decidir quién será su líder, en medio de una gran división entre las corrientes lideradas por Ségolène Royal, Martine Aubry y el eurodiputado Benoît Hamon.

Las previsiones anunciaban un escrutinio apretado entre los tres candidatos. En caso de que ninguno alcanzara la mayoría absoluta hoy se celebraría una segunda vuelta entre los dos aspirantes más votados, probablemente Royal y Aubry. En ese caso, la participación y el traspaso de votos de uno a otro candidato será determinante a la hora de designar al próximo primer secretario y Aubry podría resultar favorecida al beneficiarse de los votos de los electores de Hamon, con quien tiene más cosas en común.

Estas elecciones internas, cuyo resultado no estaba previsto que se conociera hasta primeras horas de la madrugada, revistieron un carácter casi de primarias, pues quien lidere el PS será probablemente el candidato en los comicios presidenciales de 2012, en los que este partido tratará de tomarse la revancha por la victoria de Nicolas Sarkozy en el año 2007.

La ex candidata presidencial, Royal, que partía como ligera favorita tras haber obtenido el respaldo del 29% de la militancia a su proyecto, y la ex ministra y alcaldesa de Lille, Aubry, se dedicaron las horas previas a la votación a lanzar guiños al tercero en discordia, Hamon.

Ségolène Royal avanzó que en caso de lograr el liderazgo del PS propondría a Hamon, representante del ala más izquierdista, que entrara en la dirección. Y aprovechó para reprochar a Martine Aubry que no haya dicho con quién va a constituir la dirección del PS, lo que consideró «esencial».

La aludida respondió, casi al mismo tiempo, que comparte ideas con el alcalde de París, Bertrand Delanöe, quien tras retirarse de la lucha por el control del partido pidió el voto para ella -aunque algunos de sus seguidores anunciaron su intención de votar a Royal-, y también «ampliamente con Benoît Hamon». No obstante, aclaró que cuenta con Royal, en el caso de que la militancia le confíe la dirección del PS.

Las desavenencias entre ambas, que dividen al partido y se evidenciaron el pasado fin de semana en el Congreso de Reims, volvieron a ser puestas de manifiesto ayer cuando Aubry reprochó a Royal que ésta se presente a sí misma como una garantía de «ruptura» con el pasado.

«No se puede decir al mismo tiempo que se está en el PS y que se está en ruptura (...) Hay que dejar de hablar de uno mismo», ironizó Aubry.

La ex ministra justificó no haber renunciado a sus pretensiones de liderar el PS porque pese a que el proyecto de Royal consiguió el mayor respaldo el día 6, ese resultado significa que «el 71% no votó por ella».