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OCHOMILISMO Descenso con esquís

Buen alpinismo y mejor descenso con tablas

El alemán Luis Stitzinger realiza el primer descenso integral de la vertiente Diamir del Nanga Parbat. Asímismo, alcanza el segundo punto más alto de la todavía inacabada arista del Mazeno.

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Andoni Arabaolaza

Lo de la versatilidad en el alpinismo es todo un arte. Las especializaciones son cada vez más descaradas y, por ello, en cada una de ellas surgen titanes muy difíciles de emular. Pero todavía hay muchos que le dan a todos o casi todos los palos, y, la verdad sea dicha, lo hacen de maravilla. Por ejemplo, compaginar alpinismo y esquí de alto nivel.

A muchos os vendrá a la memoria uno de esos casos que no se escapa a la historia del alpinismo. Me refiero a Hans Kammerlander. Capaz de realizar actividades de gran dificultad técnica tanto en picos pequeños como en ochomiles, también ha tenido la habilidad de llevar a cabo descensos sobresalientes con esquís.

Y toda esta previa nos viene al dedillo a la hora de presentar al protagonista de las próximas líneas. Es alpinista y esquiador, y en ambas disciplinas se maneja perfectamente. Se trata del alemán Luis Stitzinger. Este año ha querido añadir una muesca más a su gran historial de calidad. Y resumimos en dos líneas su última expedición: primera ascensión de la temporada al Nanga Parbat, siete días de escalada en la arista Mazeno alcanzando el segundo punto más alto de la historia, descenso, varias ascensos hasta el C3 del Nanga Parbat para descender por la normal, ascenso desde CB hasta la arista cimera en 22 horas y primer descenso integral con esquís de la pared Diamir en dos horas. Sorprendente, ¿no?

La historia comienza con la primera ascensión de la temporada al Nanga Parbat. Lo logra junto a otros compañeros, pero esta subida no era más que el comienzo de una sobresaliente cadena de actividades. Descansa lo justo, y ya en cordada de dos, con su compañero Joe Lunger, se adentra en la todavía inescalada arista del Mazeno.

Primer descenso integral

Esta arista kilométrica, nada más y nada menos de diez kilómetros, ha sido y sigue siendo uno de los objetivos más perseguidos por la alta plana del alpinismo internacional. Por ejemplo, por allí han pasado alpinistas de la categoría de Doug Scott, Jean Troillet, Woiteck Kurtyka... Pero ninguno se ha acercado demasiado al punto final o cima del Nanga Parbat.

Los que más a punto lo han tenido han sido los estadounidenses Doug Chabot y Steve Swenson, quines hace cuatro años se quedaron a tan sólo una jornada de la cima del ochomil. Pues bien, los dos alemanes, con esquís a la espalda, escalan siete días por esta infinita arista. En la séptima jornada llegan a la cumbre de la Punta Mazeno (7.154 m), pero, sin provisiones y todavía lejos de la cima, atraviesan hasta la ruta Messner y descienden. De esta forma lograban el segundo punto más alto de la historia.

Pero el guión de esta expedición no acaba ahí. Stitzinger se toma unos días de descanso en el campo base, y, tras recuperar algo de fuerzas, asciende varias veces hasta el campo 3 de la ruta normal, Kinshofer, del ochomil; y, claro está, desciende con esquís. Todo ello enfrentándose a rampas de 60º y mucho hielo.

Tras estos «entrenamientos», el alpinista-esquiador alemán va a por el objetivo principal: cima del Nanga Parbat y descenso por la vertiente Diamir. En una escalada non-stop de 22 horas, Stitzinger llega hasta la parte más alta de la pared, a tan sólo 300 metros de la cima (distancia, no desnivel). No tiene problemas para hacer cima, pero como ya la había logrado tres semanas atrás, prefiere guardar fuerzas para el descenso. Se pone los esquís y comienza la aventura, nunca mejor dicho. Le resulta difícil seguir el camino (tuvo que sortear innumerables grietas y seracs), y, por ello, desde el campo base sus compañeros le indican la dirección correcta. Para empezar el corredor de cima, luego un laberinto de seracs, grietas y pasos de hasta 55º. La sección más compleja que tuvo que sortear fue «La escalera», una zona muy estrecha de 55º.

Tras sólo dos horas de esquiada, el protagonista de estas líneas llega a la base de la montaña tras descender 4.000 metros de tapia vertical. En total, 24 horas para un ascenso y un descenso con esquís. El propio Stitzinger, en el año 2006, subió muy rápido el G2 y los descendió en esquís.

No era el primer descenso del Nanga Parbat con esquís, pero sí la primera integral de la vertiente del Diamir. Los primeros, Diego Wellig y el ya citado Kammerlander, descendieron por la Kinshofer en 1.990, y partiendo desde la cima norte a 8.047 metros de altura.

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