Aunque visualmente el espectáculo estuvo muy lejos del que se pudo disfrutar en el escenario adyacente del Ogeta, el Deportivo Alavés obtuvo un triunfo, si cabe más importante del que metió a Juan Martínez de Irujo en la final del Cuatro y Medio. Mientras en el partido de pelota se pudo disfrutar de todo tipo de remates, el Deportivo Alavés y el Girona apenas tiraron un par de veces a la puerta contraria, pero los albiazules tuvieron la fortuna de que un cabezazo de Astudillo a la salida de un corner se introdujo en la portería de Ponzo y esa jugada aislada sirvió para que el equipo gasteiztarra obtuviera una victoria balsámica que puso fin a la mala racha que, con la que estaba cayendo, era todo lo que se le podía pedir al partido.

Y es que, pocas veces se podrá sacar tanto jugando tan poco en un partido como local, pero después de haber encajado trece goles en los cuatro últimos partidos, de haber obtenido un punto de doce y de ver cómo su entrenador era ratificado tras varias horas de reunión, el juego bonito es una frivolidad absolutamente prescindible, mientras que el triunfo se convierte en una cuestión de supervivencia.

De inicio, el equipo gasteiztarra pareció acusar positivamente el retorno de los tan recordados y llorados Garitano y Emilio en la medular. Con el de Derio dotando a la medular de ese equilibrio y esa capacidad de mando que tanto se han echado en falta y con el de Albacete tratando de enlazar con los jugadores más adelantados, el comienzo del partido fue bastante esperanzador, pero el efecto fue bastante gaseoso, ya que el juego de toque en corto y combinativo no tuvo la consistencia necesaria para desbordar la calidad táctica y de conjunto del equipo catalán.

Con la base del equipo que consiguió el ascenso, Raúl Agné ha conseguido un bloque muy compacto que, con las líneas muy juntas y la defensa adelantada, le quitó el espacio necesario para combinar. El equipo gasteiztarra lo intentó especialmente por la banda derecha con Moreno y Kalderon y fruto de esa insistencia llegó la jugada del corner en la que Astudillo conectó en el primer palo el cabezazo que abrió el marcador.

Problemas sin balón

El segundo gol del capitán en Liga hizo que el guión del partido cambiara y, lejos de servir para tranquilizarse, el tanto le cambió el paso al equipo gasteiztarra, ya que el Girona buscó el balón y sin él, el equipo de Salmerón tuvo problemas.

Tampoco es que el equipo gerundense demostrara tener grandes argumentos ofensivos, pero el incisivo Chechu por el carril derecho fue aumentando la preocupación, con su punto álgido en una incursión en el minuto 38 en el que incomprensiblemente Jito no pudo batir a un vendido Bonis.

En la segunda mitad el equipo catalán lo intentó con la salida al terreno de juego del ex alavesista Gabri, pero tampoco el siempre batallador jugador pudo aumentar el caudal ofensivo de los suyos. Con Garitano y Emilio acusando la inactividad y lo pesado del y la angustia aumentando exponencialmente por la necesidad, la segunda parte del Alavés fue muy pobre, incapaz de mantener el balón en su control. Un intento de chilena de Javi Guerra fue el único remate entre los tres palos de toda la segunda parte, pero al menos se mantuvo la puerta a cero y eso bastó.