El globo se pinchó. Los cuatro puntos sumados ante Mallorca y Osasuna habían permitido a los más optimistas acariciar la posibilidad de una buena racha que sacase al Athletic del agujero del descenso. Pero, o cambian mucho las cosas, o habrá que esperar a otra vida para disfrutar con dos de cal consecutivas de los rojiblancos.

Los destellos de casta, e incluso de juego, ofrecidos una semana antes frente a Osasuna, brillaron ayer por su ausencia en Riazor. Porque el Deportivo ganó el partido, sí, pero también lo perdió el Athletic. A los gallegos les bastó con plantarse bien en el campo y aprovechar los errores de su rival para sumar los tres puntos. Salvo en unos primeros minutos de toma y daca, al Athletic le faltó intensidad. Y le sobró indefinición, porque ni atacó con solvencia ni, menos aún, defendió con rigor. Con el centro del campo de color blanquiazul, pese a los esfuerzos de Orbaiz -el mejor del Athletic junto a Llorente- y los centrales muy fallones, el trabajo se le acumuló a Gorka Iraizoz, que tampoco anduvo especialmente fino, aunque hay que decir que salvó un gol cantado.

La sensación fue tan triste durante todo el partido que ni siquiera el gol de Javi Martínez, que reducía la ventaja deportivista a la mínima expresión con veinte minutos por delante, invitó a demasiadas alegrías. Pese a lo cual, el Athletic no anduvo lejos del empate en unos últimos minutos, en los que las dosis de empuje que le habían faltado en los tres cuartos anteriores le bastaron para meter en ciertos apuros al conjunto gallego.

Hasta entonces, los de Caparrós -que, tal y como se esperaba, sólo introdujo una novedad en el once con el regreso de Amorebieta por el lesionado Ustaritz- no habían dado en ningún momento la sensación de poder volver a Bilbo con algo positivo. El fuelle sólo duró unos minutos, en los que Riazor asistió a un partido alocado. Sin ocasiones claras pero con muchas llegadas en una y otra área.

Para el cuarto de hora, el juego ya había empezado a decantarse del lado local y para los veinte minutos también lo hizo el marcador. Fue una falta lateral botada por Verdú, que Iraizoz sacó en primera instancia casi desde la misma raya de gol, pero que Zé Castro, solo en el área, acabó enviando de volea al fondo de las redes.

El sino del encuentro pudo cambiar de inmediato, cuando Mejuto González pitaba un riguroso penalti sobre Fernando Llorente. Pero Dani Aranzubia ganó la partida a Andoni Iraola y envió su lanzamiento a córner.

Con ventaja en el marcador, el subidón del penalti detenido y un rival incapaz de reaccionar, el Deportivo pudo jugar con absoluta comodidad hasta el descanso. Le bastó con no perder su posición y aguardar los errores del Athletic. Que se produjeron, por momentos, en cascada.

Se lució, por ejemplo, Aitor Ocio a la media hora, perdiendo un balón imperdonable en la frontal del área y obligando a Iraizoz a lucirse ante el doble remate posterior de Guardado. Tampoco estuvo especialmente fino Fernando Amorebieta con su penalti a Bodipo que Mejuto, con suspense y a instancias de su linier, acabó pitando. Verdú lo aprovechaba para anotar la sentencia. Y todavía pudo ser peor si el árbitro hubiese visto una falta sin balón de Ocio sobre Guardado, que podía haber acabado con el gasteiztarra en las duchas.

Maquillaje

Caparrós movió banquillo tras el descanso, pero la entrada de Joseba Etxeberria no se notó en exceso. El Depor siguió viviendo con tranquilidad ante un rival lento y sin ideas.

El tercer gol local, de hecho, parecía bastante más cercano que el primero rojiblanco, pero curiosamente fue éste el que subió al marcador, al cabecear Javi Martínez un centro de Orbaiz.

Aunque ni siquiera el propio equipo bilbaíno parecía convencido de su capacidad para remontar, lo cierto es que en los últimos minutos empezó a empujar. Y el Depor a sufrir, si no demasiado, sí más de lo que lo había hecho hasta entonces.

Pero de nuevo erraron los augurios y fue el equipo de Miguel Angel Lotina, con el tiempo prácticamente consumido, el que anotó el de la sentencia, en otra ejemplo de candidez de la defensa rojiblanca.