Un golazo que vale por un partido
El potente zurdazo que Castillo envió a la escuadra rival desde 35 metros fue lo único destacable de un encuentro en el que una Real diezmada por las bajas tuvo muchos problemas para superar el buen planteamiento del Huesca, que también acusó sus ausencias.
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
Si los aficionados de la Real llegan a entrar ayer a Anoeta en el minuto 73 habrían acertado porque poco se vio hasta entonces y porque en ese instante Xabi Castillo permitió que sólo con su golazo desde 40 metros por toda la escuadra mereciera la pena acercarse al estadio.
Castillo decía tras el partido que metió ayer el gol de su vida y que como fue a la escuadra pudo acabar fuera del estadio, pero ese golpeo no está al alcance de cualquiera y son esos destellos de calidad los que marcan la diferencia en una categoría muy igualada que a la afición de Anoeta le resulta difícil de asimilar porque está acostumbrada a ver fútbol de Primera. Curiosamente el vizcaino fue el destinatario de algunos pitos cuando acertaba a la hora de retrasar el balón ante la falta de espacios que dejaba un Huesca que jugaba muy junto en pocos metros. En Segunda no hay gran calidad, pero los equipos se colocan y presionan bien y es muy difícil crear ocasiones.
Por eso es importante tener mucha paciencia y la tuvo más el equipo que algunos aficionados. Porque si la Real no comete errores es difícil que los rivales le metan goles y siempre tendrá alguna oportunidad, que muchas veces llega a balón parado. No es una casualidad que, en ausencia de su goleador, los dos únicos goles de la Real en los tres últimos partidos los hayan marcado dos defensas y en jugadas de estrategia.
Hasta ese gol la Real jugó mal, sobre todo en el primer tiempo, pero por lo menos el equipo sufre para superar todas las adversidades que se encuentra en su camino. Es todo un triunfo que pese a ellas la Real esté a cinco puntos del primero y cabe esperar que la racha de ocho puntos en los últimos cuatro partidos le ayude a mejorar.
Impotencia
Porque la Real no jugó nada bien hasta el gol, aunque mucha culpa la tuvo un Huesca que demostró desde el primer momento que es un equipo que no da facilidades. Con una defensa adelantada, el 4-4-2 ordenado por Calderón se colocaba en muy pocos metros y la Real no encontró en todo el primer tiempo la fórmula de superar la presión de los oscenses.
En 45 minutos sólo se pudieron contabilizar tres disparos de Gerardo sin mayor peligro y una jugada en la que Necati fue objeto de un penalti que no fue sancionado por Estrada Fernández. Si en ataque la Real no podía generar jugadas de peligro, por lo menos en defensa el Huesca no inquietaba lo más mínimo porque sólo Roberto ofrecía calidad en un equipo donde destacaba su buen posicionamiento táctico y el trabajo defensivo.
El segundo tiempo comenzó bien con un gran servicio de Necati a Estrada, que no pudo rematar a la red, pero tampoco mejoró demasiado el equipo. Lo que sí cambió fue la actitud del Huesca, que se abrió algo más, llegó en un par de ocasiones con cuatro jugadores al remate y en una de ellas nació una contra de cuatro realistas contra cinco defensas que acabó en un remate de Necati que fue a corner.
En su salida llegó el rechace a Castillo y lo empalmó con el alma que tiene esta plantilla. A partir de ahí la Real jugó mejor sin contabilizarse una sola ocasión del Huesca. Además los blanquiazules supieron jugar en ventaja como pocas veces lo hacen y lograron que el balón estuviera lejos del área de Bravo.
Xabi Castillo manifestó que «ha sido el gol de mi vida. Seguro que no meto otro igual. Estoy muy contento porque vale para lograr tres puntos y rompe con una mala racha en Anoeta y nos ponemos a tiro de los primeros. Al marcarlo me he acordado sobre todo de Iñigo, el que peor lo pasa. Ha sido un balón franco que se ha quedado, lo pedí a Aranburu, lo pegué con todo mi alma y fue a la escuadra como podía salir del estadio».
Juanma Lillo destacaba que «obtener ocho de los últimos doce puntos nos mete en cifras más halagüeñas, pero esto tiene que seguir porque es muy largo. Antes estábamos a cinco puntos del ascenso y ahora a cinco del primero, y que estos chavales tengan premio te ayuda para poder insistir».
Recordaba las bajas y firmaba tener las misma en Vigo y que no aumente la lista de percances. Del partido se quejaba del primer tiempo de su equipo: «Ha sido de sopor. Puedes estar mal, pero hemos estado soporíferos, cándidos y emocionalmente planos. Puedes estar mal, pero emocionalmente plano no. Debes tener algo más. En la segunda mitad hemos metido otro ritmo y Xabi ha enganchado esa pelota y a partir de ahí aparece la gente y han venido otras tres o cuatro posibles ocasiones. Emocionalmente estuvimos más enchufados, parecíamos más cansados en el primer tiempo que en el segundo».
Lillo entendía que en ese segundo tiempo la tendencia era de acabar con 1-0, cosa que no compartía el técnico del Huesca, Antonio Calderón, que señalaba que «intentamos controlar el juego, no nos crearon ocasiones, no estuvimos fluidos en ataque y parecía que el resultado iba a ser el 0-0, pero llegó el golazo. Lo intentamos, pero tienen oficio se han defendido bien y no encontramos el camino del empate. Intentamos no perder la identidad, en un campo grande buscamos tener las líneas juntas y nos faltó rapidez para crear más problemas en ataque. Cuando salimos de su presión llegamos con peligro, pero poco».
GARA
Sergio será el protagonista en la jornada de descanso de hoy ya que se conocerá el alcance de su rotura de fibras. La Real volverá al trabajo mañana a las 10.15 para comenzar a preparar el partido del sábado a las 18.30 en Balaídos contra el Celta (ETB).
El juvenil ganó 0-2 a la Peña Balsamaiso y sigue segundo a un punto del Athletic y con seis de ventaja sobre Osasuna. El otro equipo realista que jugó ayer, el infantil txiki, venció 1-6 al Aretxabaleta.