Raimundo Fitero
Lo verosímil
Un veterano actor vasco especializado en teatro de calle y que posteriormente se hizo relativamente famoso dando vida un entrañable personaje televisivo, declara en una entrevista que el teatro de calle, especialmente el que se denomina de paradoja, o sea, cuando unos personajes irrumpen en la vida cotidiana sin acotaciones e intentan romper la vida normal con su presencia y sus acciones, se ha vuelto imposible debido a las cámaras ocultas. Sí, según «Josepo», los ciudadanos cuando ven algo raro en la calle empiezan a ponerse tensos o a sobreactuar pensando que se les está grabando con cámaras ocultas y buscan a diestra y siniestra, arriba y abajo dónde están los objetivos.
No se debe entender como una anécdota esta aseveración ya que la cantidad de programas de esta índole, la de reporteros en casi todos los espacios que buscan sobresalir con sus ocurrencias a la misma información y al propio entrevistado, los que salen casi a reírse de los ciudadanos, están creando un espacio donde lo verosímil o inverosímil es bastante difícil de diferenciar. Por ello, el ver la noticia de una señora que retiene contra su voluntad en el piso que tiene alquilado a sus arrendadores y cuando se produce el revuelo y acuden los agentes lanza el grito definitorio de su estado -«de aquí no sale ni Dios hasta que no venga Ana Rosa»-, entra en este espacio de si se trata de una verdad, una noticia, un montaje, un desvarío, una acción publicitaria o estamos llegando a esa dependencia de los personajes televisivos que los ponemos como solución a nuestros problemas físicos, mentales o emocionales.
Comentábamos aquí que en el programa de Iker Jiménez, «Cuarto milenio», había momentos que parecía un despropósito absoluto, una especie de retorcimiento de la buena fe de los espectadores y se ha sabido que en la última entrega le colaron una noticia que era absolutamente falsa, un montaje, sacado de una web dedicada al humor paródico. Y lo emitieron con música de fondo de misterio y esas palabras vacuas del presentador. Lo verosímil empieza a ser una cuestión de fe. Cualquiera puede ser protagonista de un engaño, pero Ana Rosa Quintana, es la mayor candidata.