Maite SOROA | msoroa@gara.net
Anson aporta su propia mala leche
Comentábamos ayer la trifulca en la casa de la derechona hispana. Pues bien, ayer intervino en la discusión el ínclito Luis María Anson. Y lo hizo para jalear a Aznar en el particular combate de pressing catch que ha emprendido con Rajoy.
Según Anson, cuando Aznar invistió (a dedo) a Rajoy como su sucesor, «sabía que su favorito era un mal candidato a las generales pero que sería un excelente gestor, un magnífico jefe del Gobierno. La diferencia en las encuestas era tan grande que el triunfo parecía garantizado». Pero la cosa se torció y al gallego le tocó calentar banquillo en la oposición. Ahí se estropeó todo porque, dice Anson, «el espíritu merengoso del nuevo líder del PP ha provocado fiasco tras fiasco. Los cachondos aseguran que no es para tanto y que de las siete elecciones en que, directa o indirectamente, ha participado Rajoy, sólo ha perdido seis». ¡Pues vaya palmarés!
Y para terminar de mejorarlo todo, nos cuenta el vetusto columnista que «Aznar, midiendo bien sus palabras, decidió ponerle una zancadilla a Rajoy para ver si el líder popular reacciona ante el mamporro que se ha pegado». Una no termina de entender ese tipo de «ayudas»...
Total que, como el muchacho no espabila, «Aznar ha hablado alto y claro. Le ha puesto una suave zancadilla a Rajoy para que el líder popular reaccione. Más bien creo que no lo conseguirá».
Por si lo anterior fuera poco, el columnista afila el lapicero: «Tras la derrota en las generales, el candidato vencido debió irse y dar paso a un nombre nuevo. Pero no lo hizo. Aznar se ha hartado y, públicamente, ha hecho alusiones de agria dureza. Se las merece Mariano Rajoy». Lo tiene crudo el candidato, ¿verdad?
Y, al final, Anson se reserva un espacio propio, para él solito: «Sólo una espina entre las rosas. Hoy por hoy, el actual presidente del PP es el candidato del centro derecha a las elecciones. Y la unidad del partido resulta imprescindible para que los resultados no se cuarteen. Los que no pertenecemos, ni hemos pertenecido nunca, a ningún partido, podemos acerbar la crítica sin cargo de conciencia. Los dirigentes del PP, sin embargo, deben establecer cautelas especiales para que las discrepancias internas no deriven en la erosión del centro derecha ante la opinión pública». O sea que Anson es apolítico. ¡Qué bueno!