La quiniela con los resultados de la Champions no dio excesivos dividendos. Los pronósticos se cumplieron con precisión casi matemática, lo que traducido en puntos significa que los grupos E, F, G y H ya conocen el nombre de los dos equipos que pasarán a octavos.

Falta dilucidar quién lo hará como primero y quién como segundo. Eso, y algún tercer puesto pendiente de consolidar -que da la pedrea de la Uefa- es lo que quedará para dar emoción a la sexta y última jornada.

Por orden alfabético, en el Grupo E se produjo la habitual situación en la que el empate vale a dos equipos que se enfrentan entre sí. Al margen de un plantillazo de Capdevila a Cristiano Ronaldo, el pacto de no agresión funcionó entre Manchester United y Villarreal, que firmaron la esperable igualada a cero.

Olympique de Lyon y Bayern de Múnich también tenían los deberes prácticamente completados en el Grupo F. Para evitar angustias de última hora, los franceses, con la actuación estelar de Benzema, cercenaron de raíz las pírricas opciones de la Fiorentina (1-2). Los alemanes, con dos tantos de Klose y uno de Luca Toni, dieron buena cuenta de un muy inferior Steaua de Bucarest.

En el grupo G, el Arsenal tuvo que esperar hasta el minuto 87 para marcar el tanto, obra de Nicklas Bendtner, que derrotaba al Dynamo de Kiev y metía a los londinenses en octavos.

El Oporto no quiso esperar tanto y tardó menos de media hora en adelantarse 0-2 -ambos obras de Lisandro- en el campo del irregular Fenerbahçe que dirige el ex seleccionador español Luis Aragonés. Los otomanos han pasado por esta Champions con más pena que gloria y el tanto de Kazim (1-2) no sirvió como consuelo.

Si vale el empate, para qué más

En el Grupo H, Zenit de San Petersburgo y Juventus jugaban dos horas antes que el resto. Un punto era suficiente para los transalpinos, y eso fue lo que lograron (0-0). La tradición resultadista italiana que, buscada a propósito o no, se vio nuevamente refrendada. Aunque sirvió en este caso para romper otro tópico, el que defiende que lo equipos de ese país se clasifican siempre en el último minuto del último partido.

La igualada dejaba a los rusos a expensas de lo que sucediera en el Bate Borisov-Real Madrid. Una victoria bielorrusa o un empate dejaban las espadas en todo lo alto para un choque de infarto en el Bernabéu. Los de Schuster, plagados de bajas, se encomendaron al de siempre. Otro gol de Rául -62 dianas en 120 partidos de Champions son unos números que no admiten discusión-, permiten a los blancos tomarse un respiro en medio de las convulsiones.