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El primer ministro tailandés afirma que no dimitirá pese a las protestas

El primer ministro de Tailandia, Somchai Wongsawat, afirmó que no dimitirá ni convocará elecciones anticipadas, tal y como se lo pidió el jefe del Ejército para buscar una salida a la grave crisis política que enfrenta el país. Reafirmó también «la legitimidad» de su Gobierno. Sus opositores, mientras, seguían en el aeropuerto de Suvarnabhumi, uno de los más transitados de Asia. Subrayaron que no se moverán de ahí hasta que Somchai y su Gobierno dejen el poder.

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El primer ministro tailandés, Somchai Wongsawat, no disolverá el Parlamento ni convocará elecciones tal y como se lo ordenó el jefe del Ejército, el general Anupong Paochinda. «Fui elegido en una democracia bajo la monarquía constitucional», subrayó y exigió a los responsables de las Fuerzas Armadas que restablezcan la normalidad.

A los líderes y militantes de la Alianza del Pueblo para la Democracia (PAD), que piden su dimisión con protestas desde mayo, les emplazó a abandonar la sede del Gobierno, ocupada desde el 26 de agosto, y el aeropuerto internacional de Suvarnabhumi, el principal de Tailandia.

Anunció para hoy una reunión de urgencia con su Gabinete para arbitrar medidas contra las movilizaciones.

«Mi posición no es importante, pero los valores democráticos sí lo son», manifestó desde la ciudad norteña de Chiang Mai, plaza fuerte de la formación que lidera, el Partido del Poder del Pueblo. El avión en el que regresaba de Perú, donde participó en el foro económico de cooperación Asia-Pacífico, optó por no aterrizar en Bangkok ante la convulsa situación.

Este mensaje institucional de Somchai, retransmitido a todo el país, se produjo después de que el máximo responsable del Ejército le instara a dejar el cargo, disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones.

No obstante, Anupong descartó una vez más la posibilidad de un golpe de Estado e incidió en que el Gobierno «mantiene su autoridad». «Como jefe del Ejército, si diera un golpe los problemas se solucionarían de una vez por todas. Pero, ello tendría muchísimas consecuencias, incluyendo la reacción internacional», remarcó.

Los dirigentes del PAD reiteraron que cualquier solución pasa por la dimisión incondicional de Somchai y su Ejecutivo. «La disolución del Legislativo no va a solucionar la crisis, lo que queremos es que no siga en el Gobierno ni siquiera en calidad de interino», destacaron. El aeropuerto de Suvarnabhumi, uno de los más transitados de Asia, suspendió todos los vuelos. Miles de opositores tomaron las terminales y entraron en la torre de control. Al menos 10.000 turistas se vieron afectados por la cancelación de los vuelos y cerca de 4.000 fueron trasladados a hoteles cercanos.

A diario, 125.000 personas pasan por el aeropuerto, cuyas pistas emplean un promedio de 76 aviones cada hora. La paralización supondrá una pérdida diaria de 1,2 millones de euros tan sólo en peajes por aterrizajes y despegues.

A primera hora de la mañana, doce personas resultaron heridas en varias explosiones de granada arrojadas contra manifestantes concentrados cerca de las terminales del aeropuerto, a unos 30 kilómetros de Bangkok. Los enfrentamientos entre partidarios y opositores del Gobierno se han saldado al menos con un muerto y media docena de heridos. Un hombre de unos 50 años, cuyo hijo trabajaba en una radio antigubernamental, fue tiroteado en su vehículo.

Un país marcado por la inestabilidad política

Más allá de los paradisiácos paisajes, la inestabilidad política y los alzamientos militares se han convertido en una de las principales características de Tailandia. En tan sólo dos años, tres personas han ocupado el cargo de primer ministro.

En setiembre de 2006 y tras cinco años en el poder, Thaksin Shinawatra -presidente honorario del club inglés de fútbol Manchester City- fue derrocado en un golpe militar. Las elecciones anticipadas celebradas a finales de 2007, que no logaron resolver la crisis, dieron la victoria a un partido compuesto por antiguos aliados de Thaksin. En febrero de 2008, el ultraderechista Samak Sundaravej, de 73 años, juró el cargo de primer ministro. En setiembre, se sucedieron las protestas para exigir la dimisión de Samak por su proximidad a Thaksin, sobre el que pesan cinco casos de corrupción, evasión de impuestos y abuso de poder. Su esposa Pojoman, varios de sus familiares y ex ministros también están procesados.

El 9 de setiembre, Samak se vio obligado a dejar el cargo después de que el Tribunal Constitucional ordenara el cese del Gobierno en pleno por violar la Carta Magna. El delito en este caso era haber presentado durante siete años un programa culinario televisivo mientras ocupaba la jefatura del Ejecutivo, ya que la Constitución prohíbe a los miembros del Gobierno trabajar en la empresa privada.

El 17 de setiembre, el Parlamento nombró a Somachi Wongsawat primer ministro con el apoyo de los partidos de la coalición gubernamental. La oposición rechazó su elección por ser cuñado de Thaskin, que en octubre fue condenado a dos años de cárcel. GARA

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