La enfermería de Osasuna no termina de tener un respiro. Con el éxito del primer triunfo liguero aún en el paladar, el conjunto rojillo regresaba a la faena en la jornada de ayer, con tan mala suerte que sumaba un nuevo lesionado a la ya de por sí extensa lista.

El guardameta Roberto, capaz de terminar el choque del domingo ante el Almería a pesar de sufrir una luxación en un dedo -él mismo se la redujo-, debía abandonar la sesión de ayer por culpa de un esguince de tobillo. El portero rojillo será nuevamente valorado hoy y se decidirá la pauta a seguir de cara al próximo envite liguero.

No obstante, no todas fueron malas noticias en la familia osasunista. La buena nueva de la jornada vino por parte de Plasil, que ayer recibía el alta médica, dos semanas después de su lesión. Respecto al resto de jugadores con problemas físicos, Pandiani no se ejercitó, mientras que Margairaz y Monreal completaron el entrenamiento con normalidad. Josetxo, por su parte, comenzaba a entrenarse de forma individual tras el cuadro viral que sufriera el pasado 11 de noviembre.

El entrenamiento de la plantilla del Osasuna, celebrado en las instalaciones de Tajonar, dio comienzo a las 10.30 y se prolongó por espacio de 90 minutos. En el mismo, los jugadores llevaron a cabo trabajo de gimnasio para, posteriormente, saltar al terreno de juego. El equipo iruindarra volverá a Tajonar hoy a la misma hora.

El alivio de Oier

Ya en sala de prensa, después del trabajo diario, fue Oier Sanjurjo, una de las escasas buenas noticias que Osasuna está deparando en lo que va de campaña, quien compareció. Ante los micrófonos, el jugador de Lizarra confesaba su alivio por el triunfo cosechado en el envite del domingo pasado.

«Ya era hora de conseguir los tres puntos. Veníamos diciendo que todo cambiaría con la primera victoria, y ahora tenemos que demostrarlo ganando el próximo partido. El ambiente es más distendido y se nota».

El jugador navarro también hizo balance de su meteórico ascenso y consolidación en la banda izquierda de la zaga rojilla. Por cierto, uno de sus primeros recuerdos fue para José Ángel Ziganda.

«Al principio lo tomaba con ilusión y con los nervios lógicos, pero conforme pasan los partidos tienes más confianza y no hay tantos nervios. También he estado fastidiado porque los números no eran buenos. La verdad es que, tras la primera victoria, me acuerdo del primer partido ante el Deportivo, en el que Cuco me dijo que hiciera lo que pudiese. Luego, con la llegada de Camacho, al que le tengo que agradecer que siguiese confiando en mí... En definitiva, que estoy contento con mi trabajo y creo que he rendido bien».

En cuanto a la posible vuelta de Monreal, Sanjurjo opinaba que «Nacho era titular indiscutible, pero creo que yo lo he hecho más o menos bien, y se lo pondré difícil. Estoy dispuesto a jugar también en cualquier otro puesto y ponérselo difícil a Azpilikueta o a Puñal. Pero, sobre todo, me gustaría que me viesen en la banda derecha».

También se le indicó la posibilidad de tener que volver al equipo filial, «Después de jugar diez partidos con el primer equipo, la verdad es que me gustaría quedarme. Pero si bajo, me lo tomaré de la mejor manera y rendiré también en el Promesas», declaró.

El lateral de Lizarra también fue preguntado sobre el siguiente encuentro de liga, frente al Málaga. La idea del joven defensa rojillo era clara: seguir sumando con la esperanza de encadenar varios resultados positivos.

«La intención es seguir sumando y conseguir cuanto antes el mayor número de puntos. La liga está muy apretada y, si ganas dos partidos seguidos, te sitúas con todos. Por eso es muy importante enlazar la segunda victoria».

Desde la óptica malagueña, la visita de Osasuna el fin de semana causa cierto respeto. El técnico del Málaga, Antonio Tapia, avisaba del peligro del conjunto navarro. «Vendrá a La Rosaleda con la necesidad de ganar y el vencer al Almería le da confianza y moral. Van a ser tres puntos ante un rival directo, porque va a luchar por el mismo objetivo que nosotros», dijo.