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Txoli Mateos, Arantza Urkaregi, Iñaki Alegria, Julen Zabalo,Mario Zubiaga Profesores de la UPV-EHU

4 de diciembre, UPV/EHU: hay que elegir

El próximo jueves, 4 de diciembre, se celebran las elecciones a rector en la UPV/EHU. En ellas concurren únicamente dos candidaturas, encabezadas por Marisol Esteban e Iñaki Goirizelaia, respectivamente. Los autores del artículo, que se vinculan a sí mismos a la izquierda abertzale, piden el voto para Goirizelaia y lo argumentan.

Por razones que no vienen al caso, y que necesitarían una larga explicación, las personas que trabajamos o estudiamos en la UPV/EHU y estamos cercanas a los planteamientos de la izquierda abertzale no tenemos candidatura propia al Rectorado. Ése es, de entrada, el panorama con el que nos encontramos en esta Universidad en la campaña electoral que culminará el próximo 4 de Diciembre. Eso no significa que nuestra forma de entender el quehacer universitario no esté presente en las elecciones y eso lo estamos viendo en la campaña electoral.

Hace cuatro años surgió la plataforma Izenetik Izanera, con el objetivo de impulsar la candidatura a rector de Iñaki Antiguedad. Aquella decisión marcó un hito en la trayectoria de la izquierda abertzale en la UPV/EHU. No sólo porque -¡por fin!- teníamos un candidato al que votar, sino, también, porque, por primera vez, estábamos hablando en serio de lo que significa adquirir responsabilidades institucionales. Sin lugar a dudas, se puede considerar una experiencia exitosa, y uno de los motivos fue que dicha candidatura recogió las expectativas de un amplio espectro de personas, entre ellas el alumnado. Sin el apoyo activo de este sector, nada de ello hubiera sido posible.

En las siguientes citas electorales, aun sin candidato, se ha intentado condicionar dicha elección, introduciendo en la campaña electoral temas de debate que se consideran fundamentales respecto al modelo de universidad que se pretende establecer. Pero no es lo mismo trabajar con un candidato que sin ninguno. No se tiene la misma implicación, ni se pone la misma ilusión, ni se mantienen las mismas expectativas. No es lo mismo. Y a esto hay que añadir las profundas diferencias existentes entre el personal docente y de administración, por un lado, y el alumnado, por otro, a la hora de entender el quehacer de la UPV/EHU y nuestro papel en ella.

Cada cita electoral es diferente, qué duda cabe. La celebrada en mayo, y que supuso la derrota del actual Rector en funciones, Juan Ignacio Pérez, se puede considerar el resultado de más de una variable. De un lado, el malestar de una parte del profesorado con la gestión de los complementos retributivos; de otro, las grandes transformaciones que se producen en las relaciones laborales del personal de Administración y Servicios y que generan reacciones encontradas. Todo ello es aprovechado por el sector perdedor en las elecciones del 2004, representado, a grandes rasgos, por Comisiones Obreras. Junto a esto, de la abstención pasiva de gran parte del alumnado, salvo el perteneciente a la izquierda abertzale, que impulsó la abstención, con un enfrentamiento claro y contundente a la candidatura de Pérez. Y, por último, de la abstención, en algunos casos, y el voto a favor, en otros, de Pérez entre los profesores y profesoras simpatizantes con los postulados de la izquierda abertzale.

Fruto de todo aquello es lo que tenemos ahora delante: el 4 de Diciembre no habrá que decir sí o no a un único candidato, sino elegir entre dos: Iñaki Goirizelaia y Marisol Esteban. Puesto que ninguno de los dos es un candidato impulsado por sectores cercanos a la izquierda abertzale, es previsible que entre nosotras y nosotros haya quien tenga la tentación de abstenerse. Y no sólo porque el modelo de universidad al que se adhieren ambos candidatos en sus programas electorales no refleje exactamente el nuestro. Además de eso, en la cabeza de alguien posiblemente esté la idea de que, al fin y al cabo, qué más da quién sea rector, si mis condiciones de trabajo o estudio no van a cambiar significativamente. Y todavía queda una tercera postura alimentando la posible abstención, a saber, que votar en estas elecciones es de alguna manera hacer el juego a una determinada sigla política.

Quienes firmamos este artículo no estamos de acuerdo con ninguna de esas tres posturas ni, por consiguiente, con esa decisión más o menos consciente, más o menos racionalizada, de abstenerse el próximo 4 de diciembre.

En primer lugar, efectivamente, ninguno de los dos programas refleja el modelo de universidad al que aspiramos. Si fuera así, estaríamos hablando en otros términos y con otras expectativas. Pero si alguien se toma la molestia de comparar los programas de ambos candidatos, es innegable que hay diferencias palpables y, desde luego, el planteamiento de Marisol Esteban se enfrenta considerablemente a nuestras reivindicaciones. Solamente en lo referente a la política de normalización lingüística, el triunfo de la candidatura de Marisol Esteban supondría un frenazo y marcha atrás en los pasos que, a duras penas, ha ido dando la UPV/EHU. A nuestro entender, es realmente alarmante que se hable de sobredosis lingüística. Su candidatura, dicho brevemente, refleja una visión descaradamente indiferente -cuando no hostil- al papel que debe jugar esta institución en la recuperación del euskara. Pero, aunque el contenido del programa no estuviera tan lejos de lo que pensamos, hay que tener muy claro que el triunfo de su candidatura reflejaría, de nuevo, el poder de los que siempre han mandado en esta universidad. La UPV/EHU ha estado muchos años en manos de sectores que se situaban a años luz del modelo de universidad que queremos para Euskal Herria. El anterior mandato rectoral sólo significaría un pequeño paréntesis en su paseo triunfal. Y no queremos que esto vuelva a suceder.

Aun estando de acuerdo en lo que significaría el triunfo de Marisol Esteban, otra idea que sustenta la posible abstención, como decíamos más arriba, es la de que votar a Iñaki Goirizelaia es hacerle el juego al PNV. Evidentemente, nada más lejos de nuestra intención que defender un supuesto carácter apolítico de la vida universitaria y, más concretamente, de la presente contienda electoral. Sin embargo, no nos parece correcto hacer una exacta extrapolación del funcionamiento de cualquier empresa, asociación o institución a la vida política. En nuestro caso, hacerlo significaría no entender los mecanismos de funcionamiento de la universidad ni la compleja relación de fuerzas existente, que no se pueden traducir automáticamente a las siglas que funcionan en el ámbito político.

Estamos, por tanto, en contra de la idea de que nos es indiferente quién dirija la UPV/EHU los próximos cuatro años. Y quién sabe cuántos años más. Entre otras cosas porque, aun sin ser la universidad que soñamos, somos miembros de ella, incluso algunos de nosotras y nosotros participamos en sus órganos de gestión. No se trata de optar por el «mal menor»: seguimos reivindicando que es necesario y posible otro modelo de universidad. Y la UPV/EHU tiene un papel que jugar en el camino hacia esa universidad euskaldun, democrática, participativa... por la que luchamos.

La UPV/EHU es una institución pública fundamental en Euskal Herria, aunque esté implantada solamente en una parte de su territorio, y es hora de que le demos la importancia que tiene. Porque creemos que merece la pena trabajar para incidir en su trayectoria y no quedarnos al margen de lo que suceda en ella, estamos convencidos de que la postura más coherente el próximo 4 de diciembre es dar el voto a la candidatura de Iñaki Goirizelaia.

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