El primer ministro tailandés, Somchai Wongsawat, decretó ayer el estado de emergencia en los dos aeropuertos de Bangkok bloqueados por la oposición, a la que acusó de haber «tomado a la nación como rehén».

El jefe de Gobierno anunció esta medida tras una reunión de urgencia para intentar salir de la crisis que paraliza la actividad del país y que ha provocado que unos 2.000 turistas se encuentren bloqueados en Bangkok, megalópolis de doce millones de habitantes que se encuentra sin conexiones aéreas.

Wongsawat, que se encontraba en Chiang Mai, al norte, pidió al Ejército que empleara la mano dura para restablecer el orden en los aeropuertos de Bangkok, Don Mueang (vuelos interiores) y Suvarnabhumi (vuelos internacionales), que se encuentran bloqueados tras ser tomados por los manifestantes.

Ningún avión comercial puede llegar a la capital tailandesa, pero las autoridades permitieron a las compañías aéreas utilizar la base militar de U-Tapao. Las pérdidas ocasionadas por el cierre de Suvarnabhumi se han cifrado en cerca de 2.300 millones de euros. El turismo es básico para la economía tailandesa.