Chinese democracy» no es otra cosa que el sueño de un músico, Axl Rose, que a mediados de los 90 decidió continuar en Guns N' Roses sin la compañía de los que habían sido sus compañeros de aventura durante una década, quiere esto decir que, por mucho que la gente se empeñe en buscarle, Slash no está en la banda. Está claro que Rose decidió que el grupo fuera únicamente responsabilidad suya, sin conocerse muy bien si fue así por su despotismo, por la dejadez de sus compañeros o por una mezcla de ambos. El caso es que desde ese mismo instante Axl comenzó un viaje apasionante, extraño, lleno de momentos delirantes y sobrenaturales que ha culminado en un disco que para algunos es poco menos que una piedra filosofal, mientras que otros se aventuran a sentenciar que es una estafa en toda regla, aun sin haberlo escuchado. Rose y su esquiva personalidad, quizá en busca de algo similar a El Dorado, ha probado con numerosos productores, estudios y músicos. Ha hecho y ha deshecho, contratado y despedido, grabado y vuelto a grabar. Un proceso inacabable en el que Rose se debatía entre sonar actual, apegado al momento, y, a la par, profundizar en el más allá del rock para recorrer los frondosos laberintos de la inspiración, de su inspiración. El enfermizo perfeccionismo de Rose es la principal razón por la que ha decidido posponer el lanzamiento de su obra en numerosas ocasiones. Tampoco hay que dejar de lado los numerosos pleitos y juicios con sus ex compañeros de grupo, procesos que bloquearon la aparición del nombre Guns N' Roses en varias bandas sonoras. Y no menos importante, si cabe, es la carga económica del disco y las reticencias que mostraba la industria, moribunda, para realizar una campaña de promoción en condiciones. A lo largo del último año, un nuevo equipo de management capitaneado por el veterano Irving Azoff, responsable -entre cientos de historias- de la reunificación de los Eagles, ha trabajado en la dirección correcta para que el disco llegue a las tiendas. Azoff consiguió un contrato de exclusividad con la cadena de tiendas Best Buy. De esta forma, diferentes aspectos de la promoción y distribución quedaban en manos de Best Buy, al tiempo que desahogaban las arcas de Universal.

Demonios

«Chinese democracy» parece una reunión de todos los demonios de Axl Rose. La eterna lucha entre su obsesión por no sonar desfasado y su elasticidad a la hora de cometer excesos. Aspectos que chocan en la mentalidad de cualquiera, pero que en la de Rose alcanzan a ser un todo mágico. El disco comienza con un tema titulado «Chinese democracy», un pelotazo de hard rock con la suficiente fuerza como para detener un tren. Quizá falto de inspiración, pero toda una declaración de intenciones. A continuación «Shackler's revenge» disipa la sospecha: Axl se ha lanzado a una caída libre sin miedo a lo que digan. Lejos de la primera impresión, amorfa, la composición crece hasta ganar cohesión cuando se acepta que se está ante una pieza de rock industrial. Tras el primer acto, «Better» encauza el disco hacia un sonido más clásico y cercano al de los sorprendentes «Use your illusion», publicados en 1991. Esa misma senda sigue la genial «Street of dreams», con una letra mágica y un trabajo de guitarra impecable. Creatividad máxima y estallido de virtuosismos. La ruptura vuelve a aparecer en «If the world» un tema casi imposible en la discografía de Guns N' Roses que juguetea sin miedo con el hip hop y el soul.

Asimiladas las primeras experiencias, llega el momento de las dos composiciones estrellas del álbum: «There was a time» y «Catcher in the rye». La primera comienza como un misterioso medio tiempo donde Axl lanza un cúmulo de reproches a la que fuese su pareja en el pasado, la modelo Stephanie Seymour. Hacia la mitad del tema estalla la tormenta, las guitarras crujen, se afilan y vuelan hasta construir un vibrante y hermoso final. «Catcher in the rye» es una credencial, una tarjeta de visita mediante la que Rose trata de dejar claro que Fredie Mercury y las obras más barrocas de Queen también están en su universo musical. Visto el disco desde el vinilo, la cara b arranca con «Scrapped» y otro homenaje a Mercury en su inicio. Luego «Scrapped» parece un rudo ejercicio rockero que comparte referencias negroides y contundentes con «Riad and the bedouins».

El disco afronta el final con «Sorry». Un baladón en el que Rose parece hacer referencia a sus antiguos compañeros de banda, a los que, en su línea, vuelve a bombardear con reproches. Para romper la calma, «IRS» estalla como la última pieza de rock duro del disco, que deja paso al capítulo épico del disco. «Madagascar» vuelve a recordar lo que la banda ofreció en los 90 y con «This I love» Axl romper de nuevo con su pasado mediante una balada atípica. Con la voz desnuda y de nuevo al piano, el compositor se apoya en el drama, una vez más, hasta llegar a un tenso punteo que supone uno de los momentos más impactantes del disco. «Prostitute» es un final cinematográfico y denso. Idóneo para un fundido en negro y un the end.

Historia

La vida de Guns N' Roses se inicia en Los Ángeles en 1985. Su espíritu rockero, dado a los excesos desde sus primeros días, les lleva a destrozar el apartamento que les cede su primera mánager. Un año después publican «Live like a suicide», autoproducción con la que no sucede gran cosa. Tras firmar para Geffen, aparece «Appetite for destruction», que les encumbra. Le siguen «G N' R lies» y los espectaculares «Use your illusion I» y «Use your illusion II», lanzados simultáneamente y que cierran el periodo más excitante de los angelinos.