José Luis Orella Catedrático senior de Universidad
Claves sobre el acceso a la vivienda
El autor toma como referencia una mesa redonda en la que él mismo ha participado como ponente para abordar las diferentes variables que confluyen en una de las piezas claves para el desarrollo de los jóvenes en su camino a la independencia personal: el acceso a una vivienda. Desde la experiencia de las generaciones anteriores, y teniendo en cuenta las nueva condiciones que añade la actual coyuntura de crisis económica, el artículo aporta claves de solución para un problema de muy hondo calado en Euskal Herria.
Como participante en una mesa redonda celebrada en la Universidad de Deusto sobre el tema del acceso a la vivienda quiero compartir el desarrollo y las conclusiones de la misma. Todos los participantes somos padres de familia, aun numerosa, propietarios de una vivienda. La adquisición de la misma se ha realizado a lo largo de cuatro decenios de vida matrimonial en la que trabajaban ambos cónyuges. La hipoteca de los pisos comprados con préstamos bancarios fue dura en los primeros años, en los que hubo que pagar hasta el 17 % de interés. Pero como eran préstamos a interés fijo, al cabo del tiempo el pago de la prima resultaba costoso pero no inviable. Las casas que compramos con un precio cercano al millón de pesetas del tardo franquismo hoy en día según los baremos del propio mercado se ha incrementado su valoración hasta los 70 o a veces 120 millones de pesetas. Estos préstamos nos han servido durante la vida laboral para desgravar la declaración de la renta.
Nuestros hijos lo tienen mucho más difícil. Pero la inmensa mayoría de los jóvenes de hoy sigue en la filosofía de que es necesario comprar una vivienda aunque esta operación resulte casi imposible por las razones siguientes:
- Por la escasez de trabajo y el raquitismo del sueldo. La mayoría de los jóvenes son mileuristas.
- Por el costo de los alquileres. La media del alquiler de piso y los gastos de escalera es de 900 euros. Además, se trata de pisos antiguos expuestos a reformas y goteras, en zonas de extrarradio, que obligan a utilizar el trasporte público diariamente.
- Por la escasez de pisos protegidos en propiedad o en alquiler.
- Porque la crisis les ha obligado a los jóvenes a renunciar a los préstamos vivienda, ya que transcurrido el plazo legal (ahora por la crisis prorrogado por dos años) no pueden acceder a la compra de una vivienda y se ven obligados a devolver los descuentos de las declaraciones de la renta realizadas.
- Porque es muy difícil que los matrimonios o parejas de hecho se independicen de sus padres, trabajen los dos y tengan dos sueldos de los que derivar uno al pago del alquiler.
- Porque en el caso de disolución de una pareja de hecho con hijos, las condiciones en que quedan ambos es penosa socialmente porque tienen que volver a la casa paterna y económicamente desastrosa.
Todas estas realidades sociales y familiares empujan a reivindicar un cambio drástico de mentalidad a favor del alquiler de vivienda cuyos nuevos caracteres serían los siguientes:
La consideración de que los principales países europeos durante el último medio siglo han pensado que el ideal no es la propiedad del piso sino su alquiler. Italia, Holanda, Alemania, Suecia, Francia y Austria dedican más del 40 % de sus viviendas al alquiler.
En España el alquiler de la vivienda era la fórmula más usual en los años treinta y cuarenta del siglo XX. Esta dinámica se interrumpió con el franquismo el cual se empeñó en una cultura de propiedad de la vivienda que ha perdurado en la transición a la democracia hasta nuestros días.
Con una dificultad añadida, porque en España la media de los pisos disponibles para el alquiler es del 10%, siendo pionera Barcelona con el 18% y estando en la cola Lugo con el 1,4%. Pero si en estos datos se descuentan las segundas viviendas, que no se alquilan, el parque de alquiler se reduce al 7,5%. La crisis ha paralizado la vida social. No se puede acceder al alquiler pero en España las compraventas han caído a la mitad en un año. Hay 675.000 pisos sin vender y un millón y medio de pisos vacíos.
Igualmente, la crisis ha golpeado principalmente a los compradores de pisos en propiedad. Principalmente desde el año 2000 los firmantes de hipotecas (incluidos emigrantes latinos y asiáticos) se ven abocados a la angustia vital y al desastre económico.
Antes de la crisis por unas razones y ahora con la crisis por otra, la compra de la vivienda no es la mejor inversión ya que es un activo no líquido, debe pagar altas comisiones a los agentes de propiedad, está obligado a la reparación de la vivienda y debe amortizar la deuda y sus intereses. Es decir, es una mercancía inflacionista.
Hay que dejar a un lado la idea de que sólo están dispuestos a alquilar, como mal menor, los jóvenes, los divorciados, las familias monoparentales, los inmigrantes y los transeúntes.
La nueva mentalidad social ha desbordado la antigua que buscaba llegar a ser funcionario, la estabilidad, el arraigo social y la posesión inmobiliaria. La nueva mentalidad hace a los jóvenes buscar nuevos trabajos aunque no desarrollen los títulos universitarios o laborales de su formación.
Como consecuencia de las opiniones y análisis recopilados en el transcurso de la mesa redonda se pueden extraer las siguientes conclusiones sobre el acceso a la vivienda y la política de su gestión:
- Hay que promover el alquiler como filosofía de la vida.
- El alquiler es una fórmula más conforme con los nuevos tiempos. Deja ahorrar para el ocio, permite invertir en formación y en negocios, facilita el vivir día a día, sin mayores preocupaciones de futuro.
- El alquiler favorece la movilidad laboral dentro de una ciudad o de un mundo globalizado.
- La crisis que ha derrumbado el antiguo capitalismo, debe igualmente renovar la política de los partidos políticos que deben promover los pisos sociales de alquiler que en España montan el 1 % frente al 35 % de Holanda.
- Hay que promulgar nuevas leyes que regulen el alquiler de las viviendas en razón de las entradas económicas de los ciudadanos.
- Hay que buscar nuevas fórmulas bancarias de alquiler, convirtiendo las cuotas del préstamo cancelado en cuotas de alquiler. Por ejemplo una Caja ha convertido una cuota mensual de préstamo de 1.147 Euros en un alquiler de 550 Euros.
- Los nuevos partidos políticos deben frenar radicalmente la especulación urbanística, debiendo tasar por ley los pisos en propiedad en razón de la antigüedad de la construcción y de la zona en la que esté el inmueble.
- Igualmente se deben imaginar nuevas fórmulas como son las cooperativas de usuarios. El ocupante paga una entrada en razón de su economía o del depósito aportado y una renta mensual para vivir en el piso de forma indefinida. El contrato no es de compra de la posesión sino del uso indefinido.