Cada día que pasa se producen en el mundo 7.500 nuevas infecciones por el virus del sida y se calcula que hay ya más de 33 millones de personas infectadas. Los actos realizados ayer con motivo de la vigésima edición del Día Internacional de la Lucha contra el Sida pusieron de manifiesto que a pesar de los avances que la medicina ha desarrollado para controlar esta enfermedad, su incidencia sigue siendo muy elevada y miles de personas mueren cada día como consecuencia de sus devastadores efectos sobre el organismo. En general, el origen último del lento avance -cuando no retroceso- en la lucha contra el sida hay que buscarlo en una múltiple carencia de fondos, de concienciación, de voluntad política y por último, pero no con menos importancia, por el doble juego de las empresas farmacéuticas, más interesadas en sus beneficios que en erradicar definitivamente esta pandemia.

Otro aspecto relevante que destapan los datos sobre la enfermedad se refiere al peso que sigue teniendo en su propagación el desconocimiento social: baste saber que el 47,6% de las 190 nuevas infecciones contabilizadas en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa durante este año lo han sido por relaciones heterosexuales sin la protección adecuada y que un alto porcentaje de quienes tienen el virus ni siquiera lo saben. Sin duda, un serio motivo para la reflexión.