Unas semanas después de que la Coordinadora de Asociaciones Vecinales de Bilbo presentase su Libro Blanco del Transporte Público, estos organismos han comenzado a cosechar los frutos de su trabajo. Tras una aparente apatía de los responsables municipales y de los distintos operadores implicados, la Coordinadora ha iniciado esta semana una ronda de entrevistas y presentaciones del documento y de las propuestas que se derivan de él. La primera fue el martes con responsables municipales de Circulación y Transportes, a la que siguió ayer un encuentro con Renfe; luego llegará el turno del PSE, sindicatos, colectivos de estudiantes y asambleas en los barrios.

En el encuentro con los ediles Ibon Areso y Asier Abaunza, ambos manifestaron estar de acuerdo «en el 90%». Los portavoces vecinales les pidieron que apuesten por potenciar el transporte público y su complementariedad. Desde Renfe confesaron que coincidían con el informe y que trabajan para adecuar su servicio a la demanda.

La pretensión de la Coordinadora es que los representantes del grupo técnico redactor del informe puedan recoger la opinión de quienes acudan a estas citas para tratar de reorganizar el transporte público del Botxo y su área metropolitana para así dar un mejor servicio a los ciudadanos y reducir el uso del vehículo privado. Portavoces vecinales no ocultan su satisfacción por el cambio de actitud de las autoridades municipales y compañías al estar dispuestas a escuchar sus propuestas.

Uno de los objetivos que persiguen con el documento es abrir un debate social sobre el transporte público para que «gane el pulso» al vehículo privado. Además, estiman que tienen que ser las instituciones públicas y los partidos políticos quienes abanderen esta reforma, en la que no descartan la aplicación de medidas penalizadoras por el uso del automóvil en la villa.

Los autores del informe subrayan que en una ciudad pequeña como Bilbo con 353.938 habitantes censados en 2007, que se amplía a 904.437 si nos referimos a su área metropolitana, el uso de vehículo privado no pierde peso, según los estudios forales de la evolución del tráfico en los accesos. El tráfico registrado en el conjunto de entradas y salidas de 2001 a 2006 se mantuvo «prácticamente invariables» al pasar de 342.278 a 342.961 vehículos diarios, de los que un 4,3% eran camiones. La mitad del problema, resaltan, lo originan los propios bilbainos.

Entre las conclusiones, constatan que se está produciendo un trasvase de usuarios de unos medios de transporte público a otros sin restar peso al coche privado. Así, Metro Bilbao ha aumentado los viajeros en detrimento de Renfe y Bizkaibus. Esta tendencia, en opinión de la Coordinadora, acarrea consecuencias negativas al saturarse, por ejemplo, los vagones del suburbano, lo que afecta a la calidad del servicio y obliga a la introducción del quinto vagón en los convoyes.

Pero los problemas no se circunscriben al suburbano. Apuntan que la pérdida de viajeros de Renfe y Bizkaibus repercute en la disminución de las frecuencias que se ofertan para tratar de reducir los gastos. Por lo que respecta al tranvía, creen que es una infraestructura «que no acaba de conseguir demostrar su utilidad» para los bilbainos, siendo tan sólo un mero atractivo para los turistas.

Todo en el centro de la villa

En su reflexión, reconocen que las medidas restrictivas adoptadas en el tráfico del centro -centradas en la circulación y aparcamiento- «han funcionado bien» pero sólo en esta zona comercial. El modelo urbanístico que el Ayuntamiento ha seguido en la última década de concentrar todos los medios de transporte y servicios en el centro genera, denuncian los organismos vecinales, congestión en sus calles y «propicia una falta de movimientos transversales entre los barrios de las dos márgenes de la Ría ya que los ciudadanos se desplazan siempre hacia el centro».

Este modelo, además, repercute en los barrios periféricos que no cuentan con estaciones de metro o Renfe. Sus residentes tienen mayores dificultades para acceder al centro, pues Bilbobus «ofrece un servicio lento y de baja frecuencia, sobre todo en las horas punta, en las que además, los vehículos saturan las calles».

Ante este panorama, las asociaciones apuestan por descentralizar los servicios, zonas comerciales, lugares de ocio; áreas recreativas, culturales y deportivas para reducir así la circulación de vehículos por las calles. Al justificar esta propuesta, recuerdan los costes sociales y económicos derivados de los desplazamientos, especialmente los laborales, que estiman que «son muy altos».

Reivindican una autoridad única del transporte, un billete único utilizable en cualquier medio con un solo precio en función del recorrido y estaciones intermodales accesibles para la conexión entre diferentes medios. La Coordinadora propone mejorar las actuales infraestructuras de Bilbobus, EuskoTran, Metro Bilbao, Renfe, Feve, EuskoTren y Bizkaibus; priorizar la circulación de los autobuses frente a los automóviles privados, así como evitar que haya excesivas descompensaciones en el uso de los diferentes medios, que repercuten negativamente en la calidad que se oferta a los viajeros.

La tabla de propuestas recogida en el Libro Blanco se completa con el fomento de los desplazamientos en bicicleta y a pie. Para desincentivar el uso del vehículo privado en la villa, plantean la creación de zonas peatonales y de circulación restringida o carriles reservados al transporte público; la ampliación de aceras a costa de quitar ancho o de áreas de estacionamiento en superficie. Tampoco descartan los vecinos que se amplíe la OTA como elemento coercitivo a la hora de estacionar el coche en las calles y por periodos largos de tiempo.