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Imanol Intziarte Periodista

La misma historia de (casi) todos los d�as

No falta quien hace trampas al solitario. Un ejemplo. Eres contrario a la invasi�n de Irak. Al Qaeda tambi�n. Conclusi�n: eres de Al Qaeda. Soluci�n: has de posicionarte a favor de la invasi�n de Irak. No pienses que te va a servir el argumento de que, bien sea por motivos �ticos, morales, estrat�gicos, pol�ticos, o lo que sea, desapruebas o �condenas� -el abracadabra que soluciona los problemas- los m�todos de esa organizaci�n. Callar tampoco te valdr�. �El hombre es due�o de sus silencios y esclavo de sus palabras�, dijo alguien. Mentira. En este pa�s, tanto los due�os de tus silencios como los de tus palabras son otros. Te dir�n cu�ndo callar, cu�ndo hablar y qu� decir. Y si no te gusta, atente a las consecuencias. Una regla de oro a la que nadie est� dispuesto a renunciar.

Estos d�as Irak se traduce Tren de Alta Velocidad. Est�s en contra del TAV. ETA est� en contra del TAV y ha matado a un hombre que dirig�a una de las empresas que construyen el tren. Por lo tanto, eres de ETA o simpatizas con ella, salvo que de repente te posiciones en favor del TAV. Un argumento tan lamentable como el atentado. Hay demasiadas calculadoras, demasiada hipocres�a. Demasiado buitre que me pone de muy mala ostia. Dos por dos cuatro y me llevo unos votos y alguna poltrona. Dinerito fresco, contratas... �Vete a la mierda! Hay demasiada sangre, demasiados muertos. Un aitona con un balazo en la cabeza, una mujer degollada por su ex pareja, un currela que cae en el tajo porque su patr�n no quiso poner los medios para evitarlo. Hay demasiada gente presa, demasiadas redadas, demasiado machismo, demasiadas bombas, demasiado racismo, demasiado Pilatos que se lava las manos, demasiadas torturas, demasiada dispersi�n para putear a los familiares, demasiado �y t� m�s�, demasiado �empezaron ellos�, demasiado �m�a o de nadie�, demasiadas amenazas, demasiada precariedad, demasiadas armas... Y muy pocas ganas, aut�nticas, de buscar soluciones. Porque mover ficha y tener que ceder, aunque sea un poco, es un riesgo al que se teme m�s que a todos los �demasiados�. Triste.

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