AMERICA LATINA Frei Betto 2008/12/2
Mi nombre es crisis
Antes no se hablaba tanto de mí como ahora. Y todo por causa de una crisis en el sistema financiero. También África está en crisis crónica -de democracia, de alimentos, de recursos-, pero ¿quién habla de ello?
Existe amenaza de crisis del petróleo; gobernantes y empresarios sienten pánico ante la posibilidad de no poder alimentar a los 800 millones de vehículos que ruedan sobre la faz de la Tierra. (...)
Mi nombre deriva del griego krisis, discernir, escoger, distinguir, en fin tener ojos críticos. Tengo familiaridad también con el verbo acrisolar, purificar. Contra lo que supone el sentido común, no soy, en sí, negativa. Formo parte de la evolución de la naturaleza.
(...) Hay adolescentes inmersos de tal modo en la fantasía que, ante los indicios de la edad adulta, que consiste en encarar la realidad, prefieren refugiarse en las drogas. Y hay adultos que, desprovistos del sentido del ridículo, viven en crisis de adolescencia...
Soy resultado de la contradicción inherente a los seres humanos: no hay quien no lleve en sí a su opuesto. (...) No es fácil conciliar el modo de pensar con el modo de actuar. (...)
Ahora asusto al casino global de la especulación financiera. Se creyó que el capitalismo era permanente, sobre todo en su versión neoliberal religiosamente apoyada en dogmas de fe: el libre mercado, la mano invisible, la capacidad de autorregulación, la privatización del patrimonio público, etc.
Diecinueve años después que hice estremecer al socialismo europeo, heme aquí generando inquietud en el mercado. La lógica del bienestar no casa con lo imprevisto, lo inusitado, el fracaso, esas cosas que se siguen de mi presencia. Los gobernantes se apresuran a tratar de calmar los ánimos como la tripulación del Titanic: mientras el agua inundaba la quilla ordenó a la orquesta que siguiera tocando... (...)
Creo que esta conmoción en la especulación financiera traerá nuevos paradigmas a la humanidad: menos consumismo y más modestia en el estilo de vida; menos competitividad y más solidaridad entre personas y tareas; menos obsesión por el dinero y más por la calidad de vida.
Todas las veces que irrumpo en la historia o en la vida de las personas traigo un mensaje: es hora de comenzar de nuevo. Quien pueda entender, que entienda.
(Traducción de J. L. Burguet)