ASTEA MUNDUAN
Israel no quiere escuchar que le digan que es racista
Martxelo DIAZ
Periodista
Tzipi Livni, la ministra israelí de Exteriores y candidata a suceder al corrupto Ehud Olmert, ha anunciado que Israel no acudirá a la segunda edición de la Conferencia de Durban contra la discriminación racial y la xenofobia que la ONU organizará en Ginebra en 2009.
Según el diario «Haaretz», el argumento de Livni es que los documentos preparatorios de esta conferencia «indican, una vez más, que este foro se convertirá en un tribunal antiisraelí encaminado a deslegitimar el Estado de Israel». Así lo confesó en una reunión con el lobby judío de EEUU.
La verdad es que a Livni no le falta razón, ya que la primera conferencia de Durban, celebrada en 2001 en esta ciudad sudafricana, fue el punto de partida para el boicot internacional a Israel. Un boicot contribuyó a acabar con el apartheid sudafricano y otro boicot busca hacer lo mismo con el apartheid sionista.
Tiene que ser muy duro que este tipo de foros vayan más allá de las bonitas palabras y que adopten medidas concretas para denunciar que el Estado que aspiras a dirigir se basa en la exclusión de la mayoría de la población. Pero la solución no es actuar como el avestruz. Livni, si para entonces tiene alguna cota de poder en Israel, se quedará muy a gusto en casa sin escuchar a nadie llamándole racista. Pero no podrá evitar que el mundo siga denunciando que conculcan los derechos de los palestinos.