Mertxe AIZPURUA Periodista
Cantando bajo el xirimiri
Mezcle en una batidora un par de políticos profesionales que, de tantos años que llevan rondando el poder o instalados en él, piensan que todo lo que la visión alcanza desde la atalaya de Vitoria-Gasteiz es propiedad suya; añada un par de cucharadas generosas de favoritismo interesado; sazone la mezcla con un poco de parsimonia y mucha cara dura; agregue con suavidad y estilo unos cuantos cientos de miles de euros y, mientras remata con chiles jalapeños, sésamo de Texas o cilantro andaluz, inicie un sentido canto a la cultura, a esta tierra y a estas gentes. Felicidades. Ya tiene un proyecto estratégico para la cultura vasca en el que, previo cobro de caché, participan, entre otras «estrellas», Miguel Bosé y Ana Belén.
Si esto no es el resumen exacto de la subvención de 700.000 euros del Gobierno de Gasteiz a Kepa Junkera para «internacionalizar la cultura vasca a través de voces representativas del mundo», créanme que se le parece mucho. Porque, al margen de la escandalosa cifra, se precisan muchas dosis de la receta anterior para llegar a digerir que si Frank Sinatra hubiera hecho el remake del "Izarren hautsa" llegaría a potenciar nuestra cultura en mayor medida de lo que ya lo ha hecho el propio Mikel Laboa. Aquí hay mucho cerebro taladrado y, para vergüenza de muchos, lo mismo presentan lo «vasco» como el ombligo del mundo que suspiran al imaginar a un Fred Astaire a los sones del "Gernikako Arbola" bajo la lluvia.
Que alguien envíe a Ajuria Enea unos cuantos ejemplares del libro "Los condenados de la tierra", de Frantz Fanon. Con suerte, quizá alguien comprenda que algunas actuaciones sólo son explicables desde la mentalidad del colonizado.