Habrá que confiar en que a las ocho de esta tarde, la lectura sea la opuesta. Desde luego, es difícil encontrar alguna que sea positiva en la previa del encuentro entre Hércules y Eibar.

Para empezar, porque los azulgranas saltarán al Rico Pérez de nuevo en puestos de descenso, después de que Elche y Las Palmas ganaran ayer sus partidos. Y en segundo lugar porque los números, ni los propios, ni los ajenos, invitan precisamente al optimismo

No lo hace la trayectoria como visitante de un Eibar que acumula cinco derrotas en sus siete desplazamientos. Y tampoco la del Hércules, que no ha perdido un solo encuentro en su campo -aunque tampoco ha podido ganar en los cuatro últimos compromisos que ha disputado allí-. Los alicantinos redondean la cosa con su situación como equipo menos goleado de la categoría, apenas han encajado ocho dianas, a lo que hay que añadir una delantera que asusta. Más aún tras la llegada de Taborda, que debutará hoy.

Y pese a todo, pese a ser conscientes de que una derrota convertirá en una nueva final el encuentro del próximo domingo frente al Alavés, los azulgranas han viajado con la confianza recuperada. El triunfo ante el Murcia ha sentado de maravilla y los armeros no descartan dar la sorpresa.

Lo intentarán con cambios, incluso de sistema. Carlos Pouso recuperará la defensa de cinco, por el peligro del rival pero también porque las bajas le han dejado con Lombraña como único pivote defensivo. Alaña, o incluso Txema Añibarro, regresarán así al once. También lo hará Natxo Insa, en el centro del campo, mientras la pelea entre Tokero y Yagüe parece saldarse del lado del primero.