Condicionado por el estado del terreno de juego, que terminó muy pesado pero no tanto como quiso hacer ver César Ferrando para justificar la segunda parte de los suyos, el Deportivo Alavés dejó escapar la posibilidad de conseguir su tercera victoria consecutiva, un hito casi histórico que los hubiera catapultado en una tabla que parece apretarse. Si bien es cierto que tuvo el mérito de reponerse al mazazo inicial de Jandro, al equipo de Salmerón le faltó esa pizca más de ambición y de claridad ofensiva para haber sacado provecho de un Nastic que terminó roto físicamente y que encadenó su quinto empate consecutivo.

Con el once mediatizado por la baja de Astudillo, que obligó a Emilio a jugar en una posición que le beneficia menos, y la falta de alternativas para cuando el juego combinativo es posible, el Alavés sumó un punto que no es malo pero la sensación de haber dejado escapar una opción de entrar en una zona más caliente, pero por arriba, dejó frío a Mendizorrotza.

No pudo empezar peor el partido para el Deportivo Alavés, ya que en apenas dos minutos vio cómo un jugador que ha dejado tantos detalles positivos como enfados ha generado en la grada, confirmó que le van los partidos con tiempo invernal en Mendizorrotza, pero como visitante. Aunque no había nieve sobre el césped gasteiztarra, el asturiano enganchó un rechace prácticamente en el vértice izquierdo del área y le dio la parábola perfecta para que Bonis no pudiera hacer nada por evitar el gol visitante.

Además del tanto, el ex jugador albiazul creó muchos problemas con su capacidad para meter balones entre líneas que N´Gal aprovechó con su gran velocidad. Afortunadamente, el africano no supo culminar un mano a mano con Bonis, y el árbitro anuló por falta en ataque otra jugada gestada en esta conexión al cuarto de hora.

Le costó, pero poco a poco el Alavés fue dando con la tecla para frenar esa vía de penetración y el partido se niveló mucho, aunque a los albiazules les costaba encontrar soluciones ofensivas para crear peligro. Emilio confirmó que ese paso atrás para jugar de pivote no le beneficia nada y, sin fluidez, los laterales albiazules apenas se pudieron ofrecer.

Tras varios escarceos, Raúl Llorente pudo por fin incorporarse por el carril izquierdo y su valentía y calidad tuvieron el premio en un buen centro que Javi Guerra convirtió con sutileza en el gol del empate poco antes del descanso.

Atascados

A pesar de que César Ferrando trató de refrescar a su equipo en el descanso con la entrada de un delantero como Víctor Casadesús, el Nastic dio su habitual paso atrás de las segundas partes, algo a lo que, no obstante, el Alavés no supo sacarle partido.

A medida que fueron pasando los minutos, el Nastic acusó el cansancio de una plantilla en la que, al margen de sus africanos, gusta jugar a un ritmo tranquilo y el equipo de César Ferrando terminó partido en dos, con tres jugadores con responsabilidades ofensivas y el resto con la misión de frenar el previsible juego albiazul.

Pese a contar con mucha más posesión de balón que en la primera parte, los jugadores albiazules no acertaron a encontrar la vía por la que hacer daño a un Nastic que, tan acostumbrado a la X de la quiniela, fue dando por bueno el empate.

Sin canalizador, al juego albiazul le faltó fluidez y Salmerón tampoco encontró en el banquillo ninguna solución para buscar alternativas a un campo en el que combinar cada vez resultaba más difícil. Igor Martínez fue la primera alternativa que probó sin demasiado éxito el almeriense, que no volvió a mover ficha hasta que faltaban siete minutos. Pedraza, que podía ser válido para desplegar un juego más directo, entró muy tarde y en los minutos finales el miedo a perder el punto rescatado fue mayor que el hambre por seguir ascendiendo puestos.