Al noreste del valle de Carranza, destaca el cordal que se desprende de Armañón hacia el oeste. Es una larga cordillera que cierra el valle por el norte y acaba conectando con las peñas de Ranero y el Carlista. Una serie de lomas onduladas ocupan la parte central, y bajo ellas aflora un frente de calizas (el frente de Sopeña). En la base del mismo se asienta un valioso encinar, perfectamente conservado, que ha merecido la figura de mayor protección en el parque Natural de Armañón. Se trata de una zona muy desconocida dentro de las montañas de Bizkaia, ya que al estar alejada del valle no pasan por aquí las rutas habituales. Sin embargo, existe un camino que nos permite ascender por este lado, disfrutando de la gran belleza de este encinar salvaje. Luego haremos la travesía de las cumbres, conociendo uno de los mayores asentamientos megalíticos de toda montaña vasca.

Encinar de Sopeña

Comenzaremos en el barrio carranzano de Paúles (291 m), siguiendo una pista asfaltada que remonta al norte, por la derecha de una loma. Ésta forma parte de un cordal accesorio que sube hasta el Armañón. Nosotros, al llegar a un collado, seguiremos al frente (0,30 h) y dejaremos la continuación que vuelve al valle por la derecha. La pista, que pasa a ser de piedra, nos hace bajar por la izquierda de la loma y enfilar directos a la cara sur del frente de Sopeña, que vemos cada vez más poderoso con sus recortes de caliza. En el punto más bajo el camino gira a la izquierda, avanzando entre un pinar y el encinar. Pronto vemos un cartel de madera indicando la senda de Sopeña, que sale a la derecha. La seguimos en ascenso y entramos de lleno en el encinar. Admiramos el gran porte de algunas encinas, que dejan un sotobosque sombrío en el que se asoman las rocas. Al fondo, las caídas de Sopeña, con sus características canales secas. La bella senda se orienta subiendo hacia la derecha, para evitar las paredes. Por terreno más fácil vamos situándonos en la parte superior del frente, buscando el rellano donde contactan las calizas con las areniscas. Aquí se abren varias cavidades de gran importancia, como la Torca de Jornos II, con más de 500 m de profundidad. Los caminos se difuminan y dividen por las numerosas sendas de ganado entre helechos, a la par que desaparece el bosque. Ya tenemos el Armañón a la vista, un poco a la derecha. Es más fácil ganar el cordal subiendo directos al norte, cruzando dos pistas muy marcadas que utilizan los ganaderos. Una vez arriba, en la zona de los Parapetos, un paseo nos lleva al vértice de Armañón (854 m 1,30 h).

De Armañón a Carcelares

Ahora comenzamos la travesía del cordal hacia el oeste, siempre sobre los 700 m, por las anchas lomas herbosas que desde tiempo inmemorial han servido de pasto al ganado. Así lo atestigua la importante estación megalítica que se reparte a todo lo largo. En 20 minutos pasamos por el túmulo de Carcelares (este topónimo hace referencia a los cierres para el ganado); en 10 más por el de Campo Diego, 8 más tarde por el collado con el dolmen y túmulo de la Galupa, y en 4 más llegaremos a la cima con el dolmen Galupa 4, el mejor conservado de todos. A destacar al otro lado las vistas sobre el potente macizo kárstico de Los Jorrios. Desde la elevación de la Galupa bajamos rápido a un collado en el que está el dolmen Galupa 3 (2,15 h). Despreciamos una pista a la izquierda que va a un pabellón de ganado y más abajo damos con otra, antes de la elevación de Surbias, que conecta con la principal de la base de Sopeña por la que hemos comenzado la marcha. Así llegaremos al punto de partida (3,45 h).

Bedartzandi y Urregarai

Llegamos a Aulestia (2h), núcleo cabecero del municipio de Murelaga. Cruzamos el río Oiz. A la derecha, contempla con impasibilidad nuestro paso la antigua casa torre de Auslestia. Seguimos durante poco más de medio kilómetro la carretera hacia Markina. Tras superar el barrio de Ibarrola y al iniciar la curva que penetra en el pinar, estaremos atentos al incierto camino que se interna en el bosque. Aunque en tramos un tanto cerrada, esta vía nos permitirá alcanzar con rapidez el barrio de Zubero (2h 25 m). Recorremos unos metros entre grandes caseríos. Dejamos el asfalto por una pista de grava que asciende a la izquierda con decisión hasta unos depósitos. Luego se desdibuja a medida que gana altura entre el pinar. La pista vuelve a nosotros y la seguiremos fielmente un buen rato, mientras describe un amplio zigzag ascendente.

Nos situamos frente a las cumbre, ya más cercanas, hacia las que nos dirigimos. Cuando la pista inicia el descenso, nos sale al encuentro un sendero que nos permitirá bordear perfectamente la ladera SE de Bedartzandi y alcanzar la hermosa campa de Urregarai (3h 30 m), donde está acondiciona.