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Gorka Antxustegi, campeón de la Suzuki Swift, pasión por un deporte muy caro

Gorka Antxustegi ha ganado esta temporada la Copa Suzuki Swift de rallyes de asfalto y ahora planea continuar en la Copa RMC, que llegará en primavera, para lo que necesita que salgan las cuentas. Mecánico de profesión, su pasión y su trabajo están siempre entre coches.

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Miren SÁENZ

Gorka Antxustegi ha conseguido esta temporada el mejor resultado posible en la primera edición de la Copa Suzuki Swift 2008 al proclamarse campeón de esta competición encuadrada en el Campeonato de España de rallyes de asfalto.

Con 22 años es el último descubrimiento de Markina-Xemen, el pueblo de Txus Jaio y también de Iñigo Arrate, sus antecesores más recientes. Txus Jaio pudo ver de cerca la victoria de su paisano puesto que fue quinto con un Ferrari 360. Diez años mayor, pasó en su momento por el equipo junior de Carlos Sainz y llegó a ganar dos Campeonatos de España de rallyes de tierra. También participó en pruebas del Mundial, el sueño de Antxustegi que, con los pies en el suelo hace números y concluye que «es complicadísimo, hacen falta 100.000 euros».

Y es que en ésta disciplina la mayoría paga por correr. Sólo los elegidos, como su admirado Sebastien Loeb, pentacampeón mundial de rallyes -aunque el piloto que más le apasiona es el fenómeno en moto Valentino Rossi, «sobre todo por su carácter»- logran importantes beneficios. A los 18 años, nada más sacarse el carnet, Antxustegi empezó a cultivar la afición que más le gusta, por no decir la única. «Me encantan las motos», añade. Su interés por el mundo del motor le ocupa la vida. La velocidad engancha, así que las carreras le suponen una auténtica descarga. Mecánico en el Garaje Aldape desde los 16, su trabajo no le permite desconectar. Al contrario, le estimula: «Empiezas a reparar coches y eso te gusta. Nosotros hemos hecho las cosas entre amigos. No soy uno de esos a los que les ayuda siempre papá. Lo qué sí tengo es mucha afición», insiste.

Resumen de la temporada

Comenzó a competir en tierra en 2004 y tres años después ganaba el Campeonato Vasco junior de rallyes y el Campeonato de Euskadi de rallysprint. Sus amigos le animaron a dar el paso a las competiciones estatales. La novedosa Copa Suzuki Swift, destinada a 16 vehículos no demasiado potentes, de 130 caballos, terminó siendo asequible a sus posibilidades financieras, a ese presupuesto de 60.000 euros con el coche incluído del que podía disponer. El apoyo del Garaje Aldape, KPR Racing, Escudería Hamaika, Markina-Xemeingo Udala, Oizbarren e Idegrafik y sus buenos resultados parciales le permitieron completar la temporada sin hacer ruina. En el asfalto, al tratarse de coches iguales, la maestría del conductor marca la diferencia, «aunque siempre hay algún tramposillo que le hace algo para que ande más rápido, pero esta vez no me quejo», matiza. La victoria en Cantabria, en la inauguración del certamen, resultó un buen augurio. «Nos quedamos asombrados, íbamos a aprender de qué iba el asunto y ganamos de calle», rememora.

Después llegaron las dos citas gallegas, con un tercer puesto en Orense y un quinto en Ferrol con golpe. Nuevo triunfo en Oviedo, segundos puestos en Córdoba y Lloret del Mar, por detrás del catalán Marc Jiménez, su rival en esta Copa que se decidió en Madrid con suspense puesto que pinchó dos ruedas en el penúltimo tramo cuando encabezaba la prueba. «Fue horrible. No teníamos dos ruedas de repuesto porque sólo se puede llevar una, la cambiamos. Hicimos con sólo una llanta trasera otro tramo y quedamos terceros. Suficiente para ganar», recuerda todavía aliviado.

En el asiento de al lado ha llegado a tener hasta tres copilotos -Unai Etxeberria, Iban Ibarluzea y Jon Zuazua- así que dice que el título es un poco de todos. «Es lo mejor que me ha pasado, aunque sientas mucha presión y pases malos ratos. Arriesgas a tope y eso da miedo, pero ha salido bien». Y eso que ha tenido que conformarse con los 16.000 euros de premio destinados al campeón, cuando antes daban la oportunidad de pilotar un coche oficial.

Un dato importante en una disciplina cuya práctica sale cara. Inscripciones a 500 euros por carrera, desplazamientos, alojamiento, mantenimiento de los pilotos y sobre todo del coche. «Si vas a ganar, como mínimo tienes que cambiar ruedas, frenos...», explica. En estas circunstancias no es de extrañar que los pilotos sean de los deportistas que más se acuerdan de sus patrocinadores. La próxima temporada, si salen las cuentas, le gustaría correr la Copa RMC, un rally de tierra y asfalto con un Mitsubishi.

La industria automovilística retira patrocinios

La industria automovilística está siendo una de las más castigadas por la crisis y sus apuros también están teniendo sus repercusiones en el deporte. Durante los últimos nueve años General Motors ha permanecido fiel al golfista Tiger Woods, al que abonaba ocho millones de dólares al año -6,3 millones de euros- para que uno de los deportistas mejor pagados del planeta posara sonriente junto a sus Buick. El gigante del automovil no patrocinará el próximo año al mejor golfista del mundo, fuera de servicio por una operación de rodilla, que aún así seguirá siendo muy rico. La marca alemana Audi se apea de la serie American Le Mans con la que llevaba también nueve años, aunque de momento seguirá con 24 Horas de Le Mans. También Honda Motor ha anunciado que se retira de la Fórmula Uno debido a los elevados costes de su equipo. La escudería está en venta y Bruno Senna, Lucas di Grassi y Rubens Barrichelo buscan equipo. GARA

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