Raimundo Fitero
A la griega
Mi memoria recuerda que en el siglo pasado, ese guerrero vigésimo, se hablaba de una dictadura «a la griega». Los coroneles habían acabado con la monarquía y habían mandado al exilio a la familia de la que después se convirtió en la princesa franquista y ahora es la flamante reina y madre del príncipe heredero de la corona española. Va por usted señor Tardá, que le viene una cantidad de mierda, considerandos y tertulianos que se puede ir preparando. Hoy, Grecia aparece en nuestros noticiarios por unas revueltas juveniles que dada la desinformación a la que nos someten los miles de medios de incomunicación que nos atosigan parece hayan sido espontáneas y sobrevenidas. Vamos, que según lo que leas o escuches parece que todo es fruto de un mal botellón.
Lo que nos interesa señalar es que los graves enfrentamientos que se nos ofrecen son motivados por la muerte de un joven manifestante por el disparo de un policía. Cosas habituales, pero lo que se escapa del guión es que al policía que disparó de manera criminal y a un compañero de servicio los han detenido y acusado de homicidio y de colaboración. Esto es lo importante, que se reconocen unas malas prácticas, una saña, un uso desmesurado y homicida de la violencia institucional y que se toman medidas inmediatas que incluyen, al parecer, la dimisión del propio ministro del ramo. Si ésta es la norma, yo me apunto a la política a la griega. Hay responsabilidades asumidas, dimisiones y se castiga a los criminales en vez de honrarles con ascensos y medallas como hacen los edecanes de la reina griega.
Los loritos que leen noticias dicen «ni así se han calmado los ánimos», con lo que se demuestra que no tienen ni idea de lo que sucede y ya en las últimas horas se menciona a grupos anarquistas como causantes de los alborotos. O sea, sigue la intoxicación. Pero no hay que hacerles caso, son ignorantes y cafres políticos. Miren, en Tele 5, desde el parlamento español, un supuesto periodista aseguró que lo que más querían ver los ciudadanos que lo visitaban eran los orificios de bala del techo provocados en el intento de golpe de estado de «Carrero Blanco». Éste va para jefe, seguro.