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CRíTICA cine

«Mongol»

Mikel INSAUSTI

Los realizadores rusos siempre han tenido muy claro el concepto de cine-espectáculo, que no es algo exclusivo de Hollywood como vulgarmente se suele creer. «Mongol» es entretenimiento puro de principio a fin, un drama épico trufado de memorables y encarnizadas secuencias de acción brillantemente rodadas. La solvencia de Sergei Bodrov para fusionar la biografía histórica con el cine bélico de combate a caballo y a pie recuerda a la del maestro Kurosawa, aunque la película nos ofrece una visión parcial de un ambicioso proyecto destinado a convertirse en trilogía. En esta primera entrega se narra la vida del guerrero Temüjin, justo hasta el momento en que es proclamado líder y unificador de las dispersas tribus mongolas bajo la denominación universalmente conocida de Gengis Khan.

Es muy interesante lo narrado en «Mongol», ya que aclara los orígenes del mito de Gengis Khan, al presentar a un valiente guerrero mongol que hace de la supervivencia una forma de superación. Esto viene a contradecir esencialmente las versiones oficiales de los libros de texto que lo presentaban como un bárbaro y un ser sanguinario, que construyó un vasto imperio a base de arrasar territorios y matar o esclavizar a sus pobladores. Temüjin es descrito por Bodrov como alguien que pronto queda huérfano, tras haber nacido en un clan de sangre noble que es humillado por sus enemigos, viviendo su infancia como un prisionero. Ya en su juventud sufre el secuestro de su mujer, a la que recupera después de haber sido obligada a formar una nueva familia durante el cautiverio, sin que llegue a repudiarla por ello. Un gesto sorprendente en el seno de una cultura primitiva, que habla a las claras del espíritu de cambio que aportó a su pueblo. «Mongol» deja bien sentado que Temüjin pertenecía a un mundo salvaje por naturaleza. Sus primeros enfrentamientos con tribus como la de los «merkit», que en sus brutales ataques se cubrían los rostros con máscaras hechas con caras de animales para atemorizar a sus víctimas, demuestran que se forjó en luchas a muerte que no admitían la piedad. Su impulso unificador le permitió doblegar a esas tribus dañinas e integrarlas, mediante un sentido de recuperación del orgullo mongol a lo largo y ancho de las estepas.

El hecho de no saber escribir y leer le hizo sensible a la tradición oral, y así abundan en la película los pasajes en que entona canciones étnicas con la característica «voz de tuba», en esos tonos graves que identifican a unas gentes de raíces muy profundas. Eco tribal intensamente recogido por Tuomas Kantelinen en la impresionante banda sonora. Pero lo que diferencia a «Mongol» en mayor medida de las grandes producciones épicas occidentales al uso es la autenticidad que desbordan las interpretaciones principales, desplegada al unísono en su genuina expresividad asiática por el actor japonés Tadanobu Asano y el chino Honglei Sun, en los respectivos roles de Temüjin y Jamuka. Los dos protagonizan un duelo fratricida, ya que el destino les lleva a criarse como hermanos para verse obligados finalmente a disputarse el liderazgo sobre las tribus mongolas. Como en cualquier gran tragedia histórica que se precie, las luchas internas por el poder son expresadas en clave de ruptura familiar o de lealtad traicionada entre amigos inseparables de la niñez.

Ficha

D.: Sergei Bodrov.

G.: Sergei Bodrov y Arif Aliyev..

Intérpretes: Tadanobu Asano, Honglei Sun, Khulan Chuluun, He Qi, Li Jia Qi, Bu Ren, Ba Sen.

País: Kazajistán-Rusia, 2007.

Duración: 126 minutos.

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