La presa política vasca Ohiana Agirre fue puesta en libertad ayer tras pasar más de un año privada de libertad. Según informó el movimiento pro-amnistía, la vecina del barrio Egia de Donostia abandonó la a prisión de Brieva tras abonar la fianza de 12.000 euros que le impuso la Audiencia Nacional española.

Agirre permanecía encarcelada desde el pasado 2 de octubre de 2007, cuando fue arrestada junto al dirigente de Batasuna Joseba Álvarez acusada de dar una rueda de prensa llamando a la ciudadanía a participar en la manifestación por los derechos de los presos políticos vascos que se celebró el 9 de noviembre de aquel año, y que concluyó con la detención de nueve personas.

En el auto judicial que motivo su ingreso en prisión, Baltasar Garzón acusaba a Agirre de «pertencia en organización terrorista» por su labor como representante del movimiento pro-amnistía, así como otro delito de «provocación para subvertir el orden constitucional, alterar gravemente la paz pública y provocar estragos».

Por otra parte, el preso eibartarra Ibon Muñoa pudo acudir ayer a los funerales de su padre en la parroquía de San Andrés de esta localidad. Muñoa, que se hallaba en la prisión de Langraiz tras haberse despedido de su padre el sábado, recibió los ánimos de unas 150 personas que le aguardaban a pesar de la presencia policial y la actuación de la Ertzaintza.