La polvareda levantada el miércoles por Iñaki Badiola tuvo ayer continuidad. En la rueda de prensa habitual de Lillo, se le preguntó por las declaraciones del presidente. El técnico eludió pronunciarse sobre la mayoría de los temas, aunque sí rompió una lanza en defensa de la profesionalidad de Loren, quien fue criticado por el fichaje de Dramé y por su gestión en el caso de Mikel Alonso, y acusado de participar en «reuniones secretas» para desbancar al Consejo.

«He trabajado codo con codo con él y estoy muy orgulloso. Es un tipo muy capaz, que sabe muy bien lo que hace y que pone por encima de cualquier tipo de interés personal los intereses de la Real». Cabe recordar que, según Badiola, el secretario técnico había pedido que se le triplicara el sueldo.

Lillo fue un paso más allá al remarcar que «todas las decisiones que ha tomado las ha tomado conmigo. Estoy tan metido como él en cualquier decisión, han sido decisiones consensuadas por la dirección deportiva, que en estos momentos somos Loren y yo». Ante un posible despido del ex jugador, zanjó la cuestión manifestando que «si ese hecho pasa se valorará».

En el aspecto meramente deportivo, Lillo se felicitó por la recuperación de Carlos Martínez, señaló que Xabi Prieto está en condiciones de jugar de inicio, descartó la convocatoria de Sergio Rodríguez y aseguró que «otra vez vamos a tener la posibilidad de sacar un once con disposición de competir al máximo nivel».

Falta le hará ante un equipo, el Albacete, que «ha encontrado mucho sustento en su juventud, no es fácil que dos jugadores como Kitoko o Jaime hayan llegado al estado en el que están, que se está hablando incluso de que les pueden firmar equipos de Primera División, no sólo de España sino incluso de fuera». Lillo destacó también a hombres como Merino, Diego Costa, Verza o Alberto. «De mitad de campo para adelante tiene mucha pegada», resumió, amén de subrayar su buen trato a la pelota.

El equipo blanquiazul tendrá en el Carlos Belmonte una nueva oportunidad de enlazar dos victorias consecutivas. Lillo iba más lejos al apuntar que el objetivo es sumar los seis puntos posibles de aquí al parón navideño. No obstante, recordó que la Segunda División es una categoría muy equilibrada en la que «casi nadie pierde o gana dos partidos seguidos».