Un informe elaborado por el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos presentado ayer afirma que el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld y otros funcionarios autorizaban el uso de métodos de tortura «degradantes y abusivos» en los interrogatorios a los que se sometía a los presos en la prisión iraquí de Abu Ghraib y en la cárcel de la base naval estadounidense de Guantánamo, en Cuba, así como en otros centros militares donde se ha interrogado a detenidos con cargos de «terrorismo».

El estudio, presentado por los responsables de la citada comisión, el senador demócrata Carl Levin, de Michigan, y el republicano y ex candidato a la Casa Blanca John McCain, pretendía documentar los abusos a prisioneros bajo custodia militar estadounidense, y rechaza expresamente los argumentos esgrimi- dos por el todavía presidente, George W. Bush, para justificar la tortura, en el sentido de que los métodos agresivos en los interrogatorios contribuyen a mejorar la seguridad de las tropas estadounidenses y de EEUU.

El documento asegura que los malos tratos en Abu Ghraib «no fueron simplemente el resultado de la actuación de unos cuantos soldados aislados», sino la plasmación de una estrategia de interrogatorios aprobada por Rumsfeld y otros altos funcionarios de la Administración Bush para lanzar el mensaje de que «las presiones síquicas y la degradación son tratamientos adecuados para los detenidos».

Por eso, sus autores se oponen a que los presuntos implicados atribuyan a los soldados o a interrogadores particulares los actos de violencia cometidos, al tiempo que les instan a dejar de lado esa actitud.

«El abuso a detenidos bajo custodia de EEUU no se puede atribuir simplemente a `malas hierbas' que actuaban por su cuenta», añade. Y constata que «altos funcionarios del Gobierno de EEUU solicitaron información sobre cómo utilizar técnicas agresivas, redefinieron la ley para crear una apariencia de legalidad y utilizaron (esas técnicas) contra los detenidos».

Adoptadas por la CIA

Entre las torturas a las que hace referencia cita la privación del sueño, el sometimiento a temperaturas extremas, la colocación de los presos en posiciones dolorosas, el desnudo forzado y el uso de perros. Según el informe, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) adoptó algunas de esas técnicas.

Señala que los interrogadores las adaptaron para utilizarlas en la cárcel de la base naval de Guantánamo y más tarde se extendieron a los centros de detención en Afganistán e Irak, incluida la prisión de Abu Ghraib.

Estas técnicas «se contradecían con el compromiso para un trato humano de los detenidos bajo custodia de EEUU» y eran «inconsistentes» con el objetivo de obtener información veraz, explica el informe.

Hasta ahora, la Casa Blanca había asegurado que el uso de estas técnicas había partido de oficiales intermedios en la cadena de mando, que se quejaban de que los métodos tradicionales no rendían resultados.

Sin embargo, los senadores afirman que el origen de su uso es un memorando firmado por Bush el 7 de febrero de 2002 que declara que la Convención de Ginebra no protege a los detenidos sospechosos de ser miembros de Al Qaeda o del movimiento talibán.

Pocos meses después, altos cargos del Gobierno, entre ellos la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, participaron en una reunión en la que se abordó el uso de técnicas coercitivas. «Es particularmente preocupante -dice el texto- que funcionarios de alto rango aprobaran el uso de técnicas de interrogación modeladas en parte según las tácticas de los chinos comunistas para lograr confesiones falsas del personal militar de EEUU».