El Gobierno griego sigue sometido a una gran presión política después de que los disturbios violentos continuaran ayer por séptima jornada en Atenas, al abrigo de un nuevo día de protestas estudiantiles. Tras una noche de calma, miles de jóvenes siguieron protestando en la calle, mientras que las instituciones de enseñanza secunda- ria y las universidades continúan cerradas en protesta por la muerte el sábado de Alexandros Grigoropulos.

Grupos de jóvenes que se desgajaron de las masivas manifestaciones se enfrentaron a la Policía, que les arrojó gases lacrimógenos, con el lanzamiento de piedras y artefactos incendiarios, uno de los cuales hirió a un agente.

Antes, cientos de adolescentes cortaron las avenidas principales del centro de la capital griega, sentándose sobre el asfalto y deteniendo el tráfico, lo que se tradujo en un enorme colapso circulatorio. En el lugar de la concentración se produjo un momento de gran tensión cuando transeúntes, periodistas y profesores impidieron que la policía detuviera a menores que habían arrojado piedras y botellas con agua contra los agentes.

Desde que se desataron los disturbios, la policía ha detenido a 258 personas, 202 griegos y 56 extranjeras.

El primer ministro griego, el democristiano Costas Caramanlis, recalcó ayer desde la cumbre de la UE) en Bruselas que «Grecia tiene un gobierno firme», que no dimitirá y que «no es hora de ocuparse con escenarios de elecciones legislativas adelantadas».