Sindicatos y movimientos antirracistas hacen causa común con el levantamiento juvenil en Grecia
GARA |
Las manifestaciones de estudiantes y jóvenes tras la muerte de un adolescente a manos de la Policía toman cada vez más la forma de un movimiento social en el que se alinean crecientemente sindicatos y movimientos de defensa de los derechos humanos.
Tras una exitosa huelga general de 24 horas el pasado miércoles contra la política neoliberal del Gobierno, la Federación de Funcionarios, Adedy (200.000 afiliados), prepara para mañana un nuevo paro en vísperas de que la semana próxima el Parlamento vote el proyecto de presupuestos del Estado.
«En esta coyuntura política y social, la movilización de la juventud tras la triste muerte del joven Alexis ha dejado en evidencia el problema de los derechos colectivos: políticos, económicos y sociales», resume Adedy en su comunicado de convocatoria del paro.
Para Yannis Panagopoulos, presidente de la Confederación General de los Trabajadores (GSEE), las protestas de los jóvenes de la generación de los 600 euros «muestran una acumulación de problemas sociales en los últimos años y la degradación general de las estructuras sociales».
Entre las instituciones en la picota destaca la Policía italiana, cuya arbitrariedad y abusos son constantemente denunciados por las organizaciones de defensa de los derechos humanos.
De los cientos de detenidos en las protestas la mitad son inmigrantes sin papeles. Responsable de la sección griega de Sos Racismo, Dimitris Levantis llama a «desarmar» a la Policía y justifica la presencia de los inmigrantes en las manifestaciones por su condición de «doblemente marginados, por carecer de papeles y por ser jóvenes» en un país con la tasa de paro juvenil mayor de la UE.
Atenas será escenario mañana de una manifestación por los derechos de este colectivo.
Hasta la televisión pública
Portando una pancarta con el lema «Dejad de mirar y salir a la calle», un grupo de jóvenes logró interrumpir durante unos minutos la retransmisión de la cadena pública NET de un discurso del primer ministro, Costas Caramanlis.
Hubo concentraciones de protesta frente a la sede de los antidisturbios en Atenas y ante el Palacio de Justicia de Salónica.