Unión Progreso y Democracia, el partido de Rosa Díez, es una formación que tiene grandes altavoces, algunos inspiradores de relumbrón, pero pocos votos. En Hego Euskal Herria apenas obtuvo 13.247 papeletas, el 0,9%, en las últimas elecciones. Para que se hagan una idea, eso es la mitad de los votos en blanco encontrados en las urnas. En las previsiones de UPyD está participar en las próximas elecciones autonómicas de la CAV. Sus resultados en los comicios de marzo de este año fueron del 1,18% en Araba, el 0,95% en Bizkaia y el 0,8% en Gipuzkoa. El mínimo legal para entrar en el reparto de escaños es el 3%, pero la experiencia indica que es preciso subir de ese porcentaje para obtenerlo realmente. Por tanto, en el mejor de los casos UPyD debería triplicar el número de votos para hacerse con una plaza en el Parlamento de Gasteiz. Y en eso anda Rosa Díez. Como partido surgido a partir de Basta ya, su principal saña de identidad (dejemos la errata que mejora el texto) es la cuestión vasca y la defensa del unionismo. Ayer, por mero interés personal, por asomar su cabeza como la más dura, consiguió meter una cuña en el consenso de Estado que últimamente cimentaban PSOE y PP en estas materias.