Tormenta política por los casos Balenciaga y Guggenheim
Miren Azkarate se defiende y no dimite porque se siente respaldada
La semana pasada no quiso responder a las preguntas que se le formularon, pero ayer Miren Azkarate aprovechó la rueda de prensa posterior al consejo de Gobierno para hablar, aunque a título personal, y defenderse de dos de los escándalos que afectan directamente a la consejería que dirige: los casos Balenciaga y Guggenheim. Tener responsabilidad política, dijo, en «detectar lo que va mal y tomar medidas de inmediato». La tormenta seguirá el lunes.
GARA | GASTEIZ
No dimitirá, se siente respaldada por el Gobierno -«he sentido el cariño y el apoyo de todos los miembros del Gobierno Vasco», dijo- y, en resumen, «se está revolviendo la mierda porque tocan elecciones». La consejera de Cultura dejó ayer a un lado su papel de portavoz para defenderse de la tormenta política que han levantado los dictámenes adoptados por las dos comisiones parlamentarias que han investigado las irregularidades detectadas en el Museo Guggenheim de Bilbo y en el futuro Museo Balenciaga de Getaria. Una tormenta que habría afectado al propio Gobierno, como informó la semana pasada Gara, ya que en el consejo del pasado día 2 el lehendakari Ibarretxe amenazó a sus compañeros de Gobierno con disolver el Parlamento para evitar una pérdida de legitimidad de la consejera. Advirtió a EA y EB para que impidiesen que los dictámenes que se llevarán a pleno la semana próxima apunten responsabilidades políticas en los consejos de administración de las sociedades que gestionan los dos museos, unas sociedades que están presididas por Azkarate. Las responsabilidades penales se dirimirán en los tribunales, pero las políticas quedan fijadas en los informes, muy críticos además, de ambas comisiones, en las que están representados todos los partidos del Parlamento. EA y EB votaron a favor de ambos dictámenes.
En el caso del Museo Guggenheim, la comisión ha analizado el presunto desfalco cometido por su ex asesor financiero, Roberto Cearsolo, y también su desastrosa compra de divisas. La relativa al futuro Museo Balenciaga de Getaria ha estudiado las presuntas irregularidades económicas en su gestión. Miren Azkarate defendió su gestión en ambos casos y afirmó que «he asumido responsabilidades desde el primer momento», porque «tener responsabilidad política es detectar lo que va mal y tomar medidas de inmediato». Nuevamente quiso mostrar su respaldo a la gestión del director del Guggenheim de Bilbo, Juan Ignacio Vidarte, hacia quien también apuntan también las responsabilidades en el dictamen parlamentario -se dice que sabía y consintió lo que sucedía-, e insistió en que «él es el principal artífice del éxito de este proyecto».
En relación al futuro museo Balenciaga, indicó que se detectó «lo que iba mal» y se «tomaron medidas de inmediato», y recordó que ella misma ha trabajado con el resto de instituciones para llevar a los juzgados «las actuaciones irregulares que creímos detectar». Tras intentar que la comisión cambiase su dictamen, finalmente el PNV ha presentado su voto particular, que, según informaba ayer Efe, irá dirigido a acrecentar el peso de la responsabilidad en el Ministerio de Cultura. El PP, por su parte, intentará que se haga efectiva la materialización de la responsabilidad política de Miren Azkarate en su calidad de presidenta de la sociedad Berroeta Aldamar (formada también por la Diputación y el Ayuntamiento de Getaria e impulsora del proyecto), mientras que el PSE ha optado por presentar un voto particular porque entienden que las responsabilidades han quedado suavizadas. Todo, a debate el lunes en un pleno monográfico. Un día muy intenso, porque para ese día se ha fijado también también el debate sobre el dictamen del caso Guggenheim.
La familia de Mikel Laboa quiso ayer puntualizar la explicación ofrecida sobre otro extremo polémico: la alta subvención concedida a Kepa Junkera. Aunque la consejera ya rectificó a su responsable de comunicación, Koldo Ordozgoiti -alegó que también así se habían financiado dos discos de Benito Lertxundi y Mikel Laboa; extremo que Azkarate desmintió luego-, los Laboa-Bastida dicen que sintieron «pena e indignación» y creen que se ha dado una explicación incompleta, porque, recuerdan, Laboa, «sin pedir ni obtener subvención alguna, asumió el coste y riesgo de la grabación, que le permitiría hacer el disco `Gernika-Zuzenean 2'». Grabado en agosto de 1999, con motivo del concierto programado por la Quincena -participaban también Orfeón y la EGO-, Laboa financió personalmente el coste de la grabación, mezclas y posterior masterización, consciente de que, si bien la calidad no sería como la obtenida en un estudio, pero el coste del proyecto era asequible para él.
A.E.