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El rechazo sindical a la jornada de 65 horas llega al Parlamento Europeo

Miles de trabajadores europeos llevaron ayer a Estrasburgo su rechazo a la directiva europea que pretende ampliar la jornada laboral hasta un máximo de 65 horas. Los sindicatos denunciaron que su aprobación supondría el regreso a condiciones laborales del siglo XIX y a la sustitución de los pactos colectivos por acuerdos individuales. La normativa se votará hoy en un Parlamento Europeo con un resultado incierto por la división en el seno de los grupos políticos.

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Unas 15.000 personas, según los sindicatos convocantes se manifestaron ayer en Estrasburgo en contra de la directiva europea que pretende ampliar la jornada laboral hasta un máximo de 65 horas semanales.

En la víspera de la votación definitiva del texto en el pleno del Parlamento Europeo, los sindicatos pidieron a los eurodiputados un voto contrario a una directiva que llevará los derechos de los trabajadores a los niveles alcanzados hace casi un siglo en cuanto a jornada laboral y negociación.

La manifestación, que partió de una céntrica plaza de Estraburgo, confluyó en las inmediaciones de la sede de la Eurocámara, donde se leyeron manifiestos en distintos idiomas contra la directiva.

Organizada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), la protesta reunió a representantes de las principales formaciones sindicales de los veintisiete países de la UE, aunque las delegaciones más nutridas fueron la francesa y las de países vecinos como Bélgica y Alemania. Los sindicatos dejaron clara en proclamas y pancartas su oposición a la revisión de la normativa pactada por los gobiernos europeos. En su opinión, ataca los derechos de los trabajadores y atenta contra la Europa social. El Parlamento decidirá sobre el dossier en una votación cuyo resultado es aún incierto. A priori, la mayoría del Partido Popular Europeo apoyará la jornada laboral de las 65 horas, mientras que grupos de izquierda están en contra y votarán a favor de las enmiendas para paralizar el texto. Pero los propios grupos políticos están divididos por países. Para frenar el acuerdo se necesita el voto de los 393 diputados que forman la mayoría absoluta. Si finalmente los eurodiputados aceptan lo propuesto por los gobiernos, un empleado podrá, en caso de «acordarlo» con el empresario, trabajar en la UE hasta un máximo de 65 horas semanales de media, frente a las 48 actuales. Además, el tiempo inactivo de las guardias de los médicos dejaría de considerarse como tiempo de trabajo y desaparecería la obligación de que el personal sanitario disfrute de un descanso compensatorio inmediatamente después de las guardias.

El comisario de Empleo y Asuntos Sociales, Vladimir Spidla, pidió a los eurodiputados que sean «realistas», porque actualmente 15 Estados miembros ya recurren a las excepciones a la jornada de 48 horas, frente a los tres que lo hacían en 2003.

Los sindicatos vascos se sumaron a la jornada de movilización

Los sindicatos vascos se movilizaron también ayer contra a la directiva de las 65 horas. LAB llevó a cabo una jornada de información y asambleas en los centros de trabajo, donde denunció que la directiva supondría un retroceso de un siglo en las relaciones laborales, recordando la lucha por las ocho horas diarias que lograron en 1917 el establecimiento de las 48 semanales por parte de la OIT. Además, señaló que se desregularía la negociación colectiva por completo ya que los acuerdos individuales se superpondrían a los pactos colectivos. LAB indicó que aumentaría el desempleo porque una sola persona haría el trabajo de dos. Advirtió de que estas largas jornadas las sufrirían sobre todo los trabajadores en precario y que aumentarían los accidentes de trabajo, haciendo imposible en la práctica la conciliación de vida laboral y familiar.

El sindicato abertzale enmarcó estas iniciativa en la configuración de la Europa del Capital, junto a la directiva de retorno para personas inmigrantes, el retraso de la edad de jubilación, la aplicación de la directiva Bolkenstein y la directiva Bolonia. Por su parte, ELA envió una delegación a la manifestación de Estrasburgo y el secretario general de UGT-Euskadi, Dámaso Casado, reiteró su oposición a la medida.

ESK y STEE-EILAS se concentraron en la plaza Circular de Bilbo y ante el monumento a los Fueros en Iruñea contra «un paso más en el recorte de los derechos sociales de los trabajadores y un punto de inflexión en la evolución de la jornada laboral situándola por encima de las 48 horas logradas en 1917. GARA

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