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Crónica | Salud laboral

«En Wagons Lits, el modelo 8000 era todo amianto»

En la vista judicial quedó acreditado que Wagons Lits, que trabajaba para Renfe, tenía mucho amianto en los trenes y que no aplicó la vigilancia específica de la salud a los trabajadores, ni les informó ni previno del daño. Marcos Albitre falleció en 2006 por un cáncer.

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Juanjo BASTERRA

El Juzgado de lo Social número 9 de Bilbo fue el escenario del juicio por la demanda de recargo de prestaciones por la muerte de Marcos Albitre, ex trabajador de Wagons Lits, debido a un mesotelioma contraído por inhalar fibras de amianto.

Un nutrido grupo de afectados por amianto y miembros de la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (Asviamie) se concentraron ante el Palacio de Justicia para apoyar a Begoña Vila, viuda del trabajador, en esta lucha por conseguir que esa empresa, junto con Renfe, desdoblada en Adif y Red Operadora, queden en evidencia por la falta de medidas de prevención y de vigilancia de la salud a los trabajadores a su cargo, como impone la legislación. En la vista quedó acreditado que no hubo vigilancia específica de la salud; que la defensa de Wagons Lits intentó jugar con los plazos de latencia del amianto para indicar que el contagio se produjo en un trabajo anterior a 1981, año en el que ingresó; y que la empresa no tuvo en cuenta que estaban expuestos a un mineral cancerígeno de consecuencias mortales.

Además la defensa de Wagons Lits añadió que «el protocolo del amianto no sirve para nada». Esa guía específica es fundamental para preservar la vida del trabajador, porque recoge, de forma más o menos acertada, las pautas que deben guiar la prevención de riesgos frente a ese mineral cancerígeno y, sobre todo, los métodos y actuaciones seguras para evitar que ni una sola fibra penetre en el organismo humano, es decir para que no se inicie la cuenta atrás de ese largo período de latencia antes de que el cáncer se muestre visible, momento en el que ya es irreversible.

Cuestión de tiempo

Es cuestión de tiempo. De hecho, Marcos Albitre falleció a los seis meses de habérsele detectado la grave enfermedad, aunque se le podría haber alargado al vida hastas seis años. «Es una enfermedad mortal. No hay solución», dijo la especialista de Medicina del Trabajo, Araceli Larios, durante el juicio. Los coches cama y otras dependencias de los vagones en los que trabajaba Marcos Albitre estaban aislados con amianto. En realidad, alguno de los testigos llegó a reconocer que eran «trenes de amianto».

Sin embargo, la empresa ni previno ni informó a los trabajadores del grave riesgo para su salud. A pesar de que los trabajadores estaban expuestos al amianto, Wagons Lits, como quedó acreditado en el juicio, no estaba en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA). Trabajadores en activo de Wagons Lits y de Renfe reconocieron con absoluta crudeza que donde trabajó Marcos Albitre, que murió en setiembre de 2006, no se ponían las medidas de seguridad y prevención adecuadas, porque el amianto recubría los trenes, aunque estaban separados por un falso techo «de cartón piedra». Los mismos «tenían agujeros de unos tres milímetros de diámetro». El modelo 8.000 era «un vagón de todo amianto», precisaron.

También dijeron que «en muchas ocasiones los paneles se rompían con frecuencia», por lo que las fibras de amianto se instalaban en cada vagón y al hacer la limpieza «más de uno las habrá inhalado». Ninguno de los trabajadores reconoció haber dispuesto de equipos apropiados a ese grave riesgo, aunque el responsable de Mantenimiento Wagons Lits dijo lo contrario.

 

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